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Mostrando entradas de 2015

Temporada de cacería

Sé que en primer piso de esta casa, una amiga le hace sexo oral a un desconocido. En este mismo instante, mientras cambio la música y coloco Natalia Lafourcade y me siento para reírme un rato, otra amiga me agarra del brazo y dice. -Me quiero ir ¡YA! Tengo carro, así que más o menos tengo el poder para decidir si nos quedamos disfrutando de la piscina o huimos en la densa noche hasta llegar al aburrimiento de la casa. -Vamos a quedarnos un rato. Ella me acribilla con la mirada. Calculo que tiene toda la noche molesta por un motivo desconocido, porque fue ella quien tuvo la idea de salir a rumbear. Contando a mi amiga y el desconocido escondidos en su encuentro sexual, estamos al lado de otra gente que apenas conocemos. Hablan de música y hierba, hierba y música. No entiendo a las personas que fuman un poco y se meten en unas conversaciones sobre drogas que no llevan a nada productivo. Es aburrido. Mi amiga también fumó un poco, pero en vez de tener un ánimo alegre pone malas

Pajas de autoayuda

-Dime algún secreto. -...Creo que los he dicho todos, al menos los más importantes. -Siempre hay algo más. -¡Qué fastidio no quedarme con alguno! -Uno del cual sientas verguenza. -Me muerdo las uñas de los pies...jajajaja, pero no se lo digas a nadie. -¿No te has dado cuenta que a lo mejor existen muchos que también lo hacen? -No quiero pensar eso. Es necesario sentirse especial en algo, por eso debemos conservar algunos detalles. Porque ocurre que viene alguien como tú y rompes lo mágico a esas pequeñas manías. -¿Has herido a alguien por placer? -Sí, pero ni siquiera está cerca a lo que realmente quiero hacer.  -¿Te has arrepentido de algo? -Todos los días. Es mi estilo de vida. -Dicen que es malo. -¡Pajas de autoayuda! -No seas vulgar Mawa... -Disculpa, masturbaciones de autoayuda. -¿Por qué todo tiene que terminar en sexo? -Porque es el único tema en que todos prestan atención. -A mi no me interesa, me considero asexual. -Eso solo tiene dos significados, o eres ga

Sueños húmedos

-Tengo un sueño recurrente...estoy volando por encima de la casa de mi abuela y desde el aire puedo ver la mata de guayaba por donde me subía hasta llegar al techo. Luego sigo mi vuelo y paso por la casa de uno de mis primeros novios y veo que me saluda de lejos, con tímidez. Luego todo se torna oscuro y caigo de golpe hasta despertar sobresaltada.Todas las noches lo mismo. Mi amiga fuma lentamente un porro y me ofrece. -No quiero, me dan ganas de vomitar. -¡Pendeja! -¿Qué crees que significa mi sueño? -Que te arrepientes de ser marica. Jajajajaja. -¡Es en serio! - A ver...Ummm...que extrañas esa niñez perdida, que en esos momentos no tenías ninguna preocupación, que eras libre encima de esa mata de guayaba y esta realidad te está asfixiando. -Tiene lógica. -Jajajajaja. -¿Qué? -Estoy inventando, ¡pajua! ¿Qué voy a saber yo de sueños voladores? Ahora, de sueños húmedos sé bastante. -Ya vas a empezar... -Pero es que he tenido unos monumentales, con efectos especiales, imágen

Los hombres de este lado, el atropello del otro

-¡Me prenden las luces de esta verga y cédula en mano! Todo se detuvo, la música, las manos dentro de los pantalones, los besos a escondidas, los susurros de amor, las propuestas indecentes, mientras una luz de mediodía nos dejaba a todos desnudos en esta discoteca de ambiente. Eran las dos de la mañana y en el sitio no entraba ni un alma, pero la marea de gays, lesbianas, bisexuales, travestis, curiosos y heterosexuales hicieron espacio para un total de veinte policías. Llegaron con la seguridad del atropello, con una cara de asco propio de una autoridad que entra a un sitio sin razón aparente, excepto con el pretexto de agarrar a unos indeseables, inmundos mariscos. No es una exageración, lo dejaron bien claro cuando el dueño se acercó con amabilidad para calmar la situación y uno de ellos gritó. -¡No te me acerques que debes tener sida! Todos quedamos mudos ante tamaña grosería, pero era su forma de dejar en claro que nuestros derechos habían desaparecido en el instante en que

Dolorosa derrota

Tenía entre ceja y ceja conquistarla, tanto así que el pensar dar el primer paso no me avergonzaba. Yo, tan tímida y respetuosa con una mujer. Yo, que espero que den el primer movimiento pero uno muy evidente. No es suficiente que me echen un par de miradas cómplices, yo necesito que me agarren en una esquina y confiesen que les gusto. Porque fallar en el intento, a ciegas, es una situación que me provoca terror y en especial tropezar con el rechazo. Pero ella me gustaba mucho, tanto que conseguí su número y se lo lancé sin anestesia. Su primera reacción fueron unos mensajes cargados de pena y aturdimiento y dejamos la promesa en el aire para encontrarnos un día y tomar un par de cervezas. Yo soy muy mala para presionar, dejé que el tiempo y ella me buscara. Y así fue. Pero había algo en el ambiente que me daba señales sobre la situación, poco a poco nació la duda expresa de que a esta mujer le encantaban los halagos. Caí en su juego y le escribía sobre su sensuales labios, s

Dos labios de separación

Su novio estaba a pocos metros sirviendo un Cuba libre con mucho hielo, mientras ella me comía a besos en la cocina. -¿Lo quieres con limón? Gritó desde lo lejos y ella con la voz más neutral de la vida, con una sangre fría plagada de cariños. -No mi amor, sabes que me cae mal. Y volvió a empujarme contra la cocina y la mesa donde picamos la cebolla. -¿Y tú Mawa? No pude emitir ni una palabra entendible, pero ella llegó a mi rescate. -No amor, ella tampoco quiere. Debía parar aquella locura porque si ese hombre cruzaba los diez pasos que nos separaba y nos encontraba en ese momento, aquello iba a terminar muy mal. Era una escena llena de adrenalina, más fuerte que la droga más poderosa y las drogas hacen daño. Y esa mujer hacía mucho daño. Representaba delante de sus suegros el papel de novia perfecta, detallista hasta el extremo de mimarlo en sus momentos más insoportables, pero cuando él daba la espalda, me miraba el escote sin ningún rubor. Tenía la habilidad de hablar c

Aclaratoria de amor

Del drama nacen grandes novelas o memorables canciones. Que lo diga la cantante británica Adele quien le sacó las ganancias en premios y dinero a un rompimiento amoroso. Al menos con cinco de sus temas he llorado hasta el cansancio pero no soy la única. Por ahí le escribieron que le deseaban un amargo divorcio para que se inspirara en su próximo disco. Es cruel, pero de las rupturas salen jugosas historias. Llego a esto porque una lectora del blog me hizo un comentario pertinente. "Es que a ti te ha ido mal en el amor, todo el tiempo es un drama, finales tristes". Me hizo pensar y llegar a varias conclusiones: la primera que es más fácil encontrar un político honesto que tener un final feliz en una relación. Recordemos una regla básica en el amor, la cual no es otra que siempre hay uno quien ama más. Y cuando hay amor de por medio, en la misma medida está repartido el dolor. Lo que me lleva a la próxima conclusión: no, no me ha ido tan mal en el amor. Al contrario m

Las tres

Éramos tres en la cama. Me levanté en silencio para no despertarlas y salir a esta sala desconocida, calculando que debían ser cerca de las seis de la mañana. Me eché en el sofá para llorar un rato protegida por el silencio. Había dormido unas dos horas y el agotamiento bloqueaba todo en mi cabeza, no sabía qué tipo de decisiones tomaba, no sabía cual era el camino a seguir. No quería volver a la cama con ustedes dos. De eso estaba segura. Algo se había roto en el intermedio de las sábanas, la madrugada me arrebató lo poco que quedaba de la relación, mi orgullo, mi poco orgullo. Al meterla a ella en la cama con nosotras, después de huirle, después de negar que existía, metí entre tus labios y los míos una intrusa. Y ahora lloraba. Y ahora tú salías de la habitación molesta. -¿Qué te pasa? -¿No ves que estamos mal? -¿HASTA CUANDO LAS PELEAS MAWA? -¡No grites! -Pensé que las cosas estaban bien. -¡No! -No sé que coño quieres. Si te da la gana vuelves a la cama. Di un vista

Juguetes sexuales

La mujer puso sobre la mesa una variedad de juguetes sexuales, que harían salivar a cualquier desprevenido con ganas de experimentar. Un vibrador con tres tipos de velocidades con la capacidad de excitar hasta a la más asexual. Una variedad de artilugios eróticos para los hombres solitarios con simulación casi exacta de un encuentro vaginal, anal o bucal. Aceites de olores afrodisíacos, lubricantes con sabor a trópico, cremas poderosas para acelerar la calentura, una pasta que al aplicarla al cuerpo brilla en la oscuridad. Bolas chinas de todos los tamaños con la habilidad de entrar en cualquier hendidura, un arnés corporal que ayuda a asumir todas las posiciones del kamasutra sin tener un accidente. Faldas milimétricas con su corbata para vestirse de colegiala pícara y mal portada, pantaletas comestibles sabor a patilla, sostenes a los que se les puede desprender unas plumas para hacer traviesas cosquillas. Anillos vibratorios para el pene, con doble función, retardan la eyacula

¿Jugamos?

-¿Me sacas a pasear? Tengo rato que no sé nada de ti. Este capítulo debería llamarse, "La tentación llega en un mensaje de texto". Iba a responder, no puedo, estoy muy ocupada en el trabajo, cualquier cosa, salirme de ese compromiso era tremendamente fácil. Pero la curiosidad me detuvo. Era verdad, teníamos mucho tiempo sin vernos desde aquella vez que terminó nuestra relación y ahora, yo estaba en otra. Me pregunté para solventar el problema, ¿le importará a mi pareja si salgo con una ex? Imaginé la escena si se enterara, gritos, teléfono en el piso, ironías, el "si tú lo haces yo también lo hago". Así que fue no fue difícil tomar la decisión, iba a salir con mi ex pero sin decir nada, pero no iría sola, pediría a dos amigos que me acompañaran porque no confiaba en ella, ni en mí. La buscamos frente a su casa y cuando salió di gracias por estar al lado de otras personas. Estaba hermosa, perfecta y con el perfume que tanto me gustaba. Llegamos hasta un sitio

Lluvia de hombres

Los hombres son fascinantes. Muy en el fondo siempre me pregunto, ¿por qué no me gustan? Si se ven tan bellos tratando de encajar en una sociedad que les exige fuerza, temple, mente fría, pensar rápido, ser caballeros, pagar las cuentas. Hablo de hombres que valen la pena, como muchos de mis amigos, no de esos que pegan tres gritos a la mujer y se sienten los reyes de la selva. No esos que viven en el año 1920, hablo de mis amigos quienes en el siglo XXI, una mujer se les lanza encima y llegan con el cuento todos contentos y por un momento tienen un instante de duda. -¿Pero será que le gusto? -Bailó toda la noche contigo, se sentó en tus piernas, te mordisqueo la oreja, te dio el número de teléfono, ¿necesitas alguna señal más? -Es que ustedes las mujeres son tan complicadas. Y más bellos me parecen porque no logran salir del laberinto sentimental en el que a veces nos metemos las mujeres. No soportan a las intensas, no pueden con las autosuficientes. Muchos fueron criados por

La reina de la siderúrgica

¿Qué piensa una niña de 13 años de su aspecto físico? No sé las demás pero yo me sentía fea, feísima. Claro, no ayudaba el bullying...porque pasó algo. Yo vivía en Ciudad Bolívar que en esa época y ahora mismo es un pueblo. Todo el mundo se conocía, eran tres calles con diez perros callejeros echados en medio de la nada y a los ocho años, mi mamá me arranca de ese ambiente rural y nos mudamos a Puerto Ordaz, a una hora de la capital y una ciudad más pujante. Me inscribe en un colegio público, clase media baja y yo no encajé pero ni queriendo. Como mi nombre es indígena y mi aspecto era acorde con mi descendencia pemón, aquello fue insulto tras insulto en el salón de clases y en los recreos. Me tumbaban la comida, me ignoraban y claro, yo me refugié en los libros y era una de las primeras de mi clase, lo que incrementaba el odio. Era la época de los primeros novios a escondidas, de esos besos inocentes, pero todos los niños estaban obsesionados con una niña rubia, ojos azules, c

Sala de redacción (I)

El número no está grabado en mi teléfono, pero tengo al menos quince llamadas perdidas, una detrás de otra. Lo primero que pienso es que se murió un familiar o que en el periódico necesitan periodistas porque tumbaron al presidente y la noticia requiere de todo su personal. Pienso que debe ser algo muy arrecho, pero como voy manejando opto por mandar un mensaje y decir que me den señales de vida de la misma forma. Las respuestas que recibo del otro lado son más llamadas y más llamadas, hasta que decido estacionar a un lado de la autopista, colocar las luces intermitentes y llamar de vuelta. -¿Aló? -¡Buenas! Esteeee, ¿Maigualida? -Mawarí. Ya empezamos mal. No porque me moleste que digan mal mi nombre, no, no. Es porque sé que solo alguien desconocido, que no he tratado ni una sola vez o muy poco, no tiene ni idea de como pronunciarlo. Porque ese alguien que no conozco, que ni es del trabajo, ni de la casa, insistió tanto para ¿qué? -Maigualida, soy la señora Tirsa Castillo. Tú

Buenos amigos

Yo debo ser el ejemplo perfecto de lo que no debería ser o no se debería hacer, como quieran llamarlo. Tengo un olfato bien entrenado para buscar problemas y cuando estoy metida en el mismo foso que cavé, tiro una granada y vuela todo en pedazos. Trato de reírme de estas situaciones, vamos a ver si lo logro con ustedes. Créanme, vamos a intentar sacar alguna enseñanza de todo esto, porque como dice mi mamá. -Mawa, todos hemos metido la pata. -Si mamá, pero yo la afinco. Mafer es una amiga, confidente, una persona a prueba de mis desapariciones y me prodiga un cariño que muchas veces no merezco. No es porque crea que todo está perdido, no soy tan pesimista. Es por lo especial que es conmigo. -Mafer, necesito un consejo y un regaño pero puede ser primero el regaño. -¡Cuéntame! Si yo asumo una mea culpa, ella me llama apasionada, si le digo que soy un desastre, ella contesta que soy dedicada, si me someto a un ejercicio de darme latigazos, ella me detiene en seco. -Saca lo bue

El Padre

La religión y yo no nos llevamos bien. Mucho menos cuando perdí a una de mis mejores amigas, esa misma que hablaba del tamaño del paquete de los hombres, esa misma que contaba sus experiencias sexuales. Bueno, esa misma amiga, unos diez años después encontró la luz, el camino de la moral y en esa senda, una lesbiana solo era un estorbo. De buenas a primeras dejaba mensajes en las redes sociales que me apuntaban directamente. "¡Perdónalos señor! ¡No saben lo que hacen!" Si alguien comentaba que era necesario crear una ley de matrimonio para las personas del mismo sexo, ella salía con, "¡La ira caerá sobre ustedes!". ¿En que momento la Biblia se llevó a mi amiga y me devolvió una fanática? Insisto, la religión y yo no nos llevamos bien. No fui bautizada porque mis padres eran unos comunistas, ateos y pocos tolerantes a una sotana, pero me di cuenta que en momentos de tensión usaban la religión a su conveniencia. Por ejemplo, cuando me enfrenté a mi mamá con m

Fue mañana y no recuerdo

Nos imaginamos a futuro, en este pasado que somos las dos. Yo desempolvo la sonrisa que te debo hace un tiempo atrás, estiro la mano ansiosa de promesas perdidas y te digo con un tartamudeo sin compromisos. -Mañana soñaré contigo. Pero miento. Tú miras suspirando entre pecas, susurras un no, disimulas indiferencia y entonces, queda el olor. Lo nuestro era calor y sacrificio, lo nuestro es sustituir palabras, rebuscar sinónimos con el fin de tapar una verdad. -Mañana soñaré contigo. -No sé cuanto podré quererte. Somos dos almas atrapadas en este presente. Somos una búsqueda constante de aquellos detalles. -¿Te acuerdas de aquella vez? Silencio. No te quieres comprometer. -Si me mandas una foto picante no me molesto. Tenso la cuerda de tu paciencia y tú solo ríes. -Dime si me paso de la línea. -No existe una línea. Pero te pierdes una vez más, me dejas llena de preguntas ante tu silencio. Te olvido por unos minutos, regresas de repente como una fiebre. -Hablar contigo m

Irak

Mandábamos mensajes de lado y lado, como dos poseídas. No era necesario escucharnos, porque los gritos salían entre los caracteres. -¡Ni siquiera sé cómo definirte! ¡Me quitaste las palabras! -¿Por qué no lo escribes en un capítulo de tu blog? -No te preocupes, que no voy a escribir sobre ti. Y como yo cumplo mi palabra, nuestra historia se mencionará hasta aquí. Caigo en una depresión y este estado me obliga a buscar excusas para joderme la vida. Me encierro en mi casa, paso doble llave a la habitación y cuando alguno de mis amigos me obliga a salir, con fastidio acepto pero bajo condiciones. -Vamos a beber. -Mawa, es lunes. Vamos a tomarnos un café. -¡Qué aburrido! No quiero. Al final aceptan salir y a la quinta cerveza tienen la paciencia para escuchar mi monólogo. -Esta ciudad ha sido lo peor que me haya podido ocurrir. Aquí he encontrado mi felicidad en el trabajo, pero mis relaciones han sido un desastre. No entiendo que pasa. -¿No crees que seas tú? -¡También! Tampo

Laguna mental

Me duele la cabeza. Pero es un dolor físico, nada de esas tonterías sicológicas. Es una puntada en el lado derecho de mi cabeza y cuando me toco, toda mi frente está cubierta por algodones. ¿Qué pasó? Creo recordar la noche anterior. El espectáculo, la risa, el llanto y la repetitiva y balbuceante frase ante mi familia. -¡Todas las mujeres de aquí son arrechas! ¡Tú eres arrecha! ¡Tú también! Después de eso el golpe y ahora, pedazos de conversaciones pasadas que se mezclan con mi presente. -Mawa, no me voy a ir sin nada. Voy a llevar la hierba encima. -¡ESTÁS LOCO? -No, ¿por qué? -¿Vas a pasar marihuana por un aeropuerto? Yo llevo un yesquero y me lo decomisan. -No va a pasar nada, tengo mis técnicas. Creo que el golpe en la cabeza fue porque la pegué contra la esquina de una mesa. -A la amiga la conectaron. -¿Qué? -La novia le cayó a golpes, Mawa. -¿La loca que se inventó un cáncer para que no la dejaran? -Esa misma. -En una semana vuelven, después sabremos de ellas

La mujer perfecta (y II)

¡Oh las palabras! ¡Como se las lleva el viento! El cuarto de hotel era un pozo oscuro y frío. Desde el baño, el sonido de una gota de agua golpeando el lavabo, creaba un eco monótomo que me impedía seguir durmiendo. Necesitaba levantarme de la cama sin despertarla, pero al mínimo movimiento, ella me apretaba contra sí, cerca, más cerca. Susurré una excusa y cerré la puerta del baño para encontrarme de frente al espejo. La gota golpeó mi cabeza -¿Qué hiciste? Otra vez, el sonido. -¡Es tu amiga! Traté de cerrar el grifo. -¿Y ahora qué harás? Tic, tic, tic -¿Y ahora qué vas a hacer? -Mafer, vamos a desayunar. Tomamos café evitando tocar el tema de la noche, compartimos un par de comentarios como unas amigas, en un encuentro casual de un domingo cualquiera. Nos despedimos con un abrazo fraternal, un tanto apenadas, un poco tímidas, evadiendo lo que nos llevó a estar en ese lugar. Tomé la cobarde decisión de no mencionar el tema, simular que nada pasó, pero Mafer atacó de fr

La mujer perfecta (I)

-¡Vámonos! -Mawa, ¡cálmate! Entremos un momento, hablemos. -¡Llévame al hotel Mafer! -Discúlpame. Cálmate un poco, entremos a la disco y terminamos bien la noche. -Si no me quieres llevar, me voy caminando. -¡Son las tres de la mañana! ¡Ni siquiera conoces la ciudad! -No me importa. Estaba determinada caminar a oscuras en un sitio desconocido, sin saber si el hotel quedaba a la derecha o la izquierda, si estaba a pocos metros o muchos kilómetros. Pero necesitaba alejarme de una situación clara para mi y confusa para ella. Una media hora antes de esa escena frente a una disco de ambiente, lejos de casa, Mafer me sostenía la cintura con la fuerza de la posesión. Estaba incomoda. Observaba a las parejas bailar con una despreocupación desenfrena, mientras ese brazo en mi cintura me daba una calidez de protección y deseo. Estaba molesta. Pero no con ella, mil y un veces conmigo, porque esa mujer que tenía al lado era la mujer perfecta. Para mí, para cualquiera. La conocí hace

Capítulo final (Mea culpa)

-Amiga, necesito hablar. No me gusta agobiar a las personas con mis problemas, escribo en un blog para desahogar las penas, para analizar mis fallas, pero necesito que alguien me escuche. Amiga, esto que ves aquí no es una persona, esto que tienes frente a ti es error, una humillación. Yo, que me considero una mujer arrecha, una mujer autosuficiente, le tengo terror al fracaso. Y por ese mismo temor a fallar, caigo una y otra vez de bruces contra una realidad que me supera. Yo, que como una paranoica no soporto que lleguen ni un minuto tarde, estoy atrasada, a deshora en mis relaciones. Soy incapaz de saber el tiempo exacto para rendirme, puedo seguir sin cansarme en un diálogo inútil de reclamos para llevar la razón, multiplicar las fallas de otros, restar las mías. Amiga y aún así, ante esta confesión, trago grueso para creerlo. ¿Yo? ¡Pero si hice todo bien! No creas, tengo notas mentales de mis errores y trato de corregirlos para la siguiente, porque ¡esta vez si va a funcionar! Sin

Capítulo final (Las llamadas)

Estaba un poco harta. Rectifico la frase. Estaba muy harta de la situación. Marqué el número por quinta vez y como ella no respondía mandé un mensaje. -Atiende el teléfono por favor. -Hay mucho ruido, no vas a escuchar nada. -No importa, atiende el teléfono. La discusión llevaba al menos una hora. Yo forzaba unas respuestas que siempre caían en la misma petición. -Atiende el teléfono. Tres llamadas más...nada. -¿No vas a atender? -Hay mucho ruido. -Entonces, levanta el culo de la silla y llega a un lugar donde puedas hablar bien. No lo hizo. El cóctel explosivo estaba en proceso de preparación. Nuestra esporádica relación fue eso, un ejercicio de fuerzas con el mismo objetivo de ser feliz, pero empujado en diferentes direcciones. Teníamos tan poco en común, que las dos celebrábamos como una gran victoria, cuando coincidíamos en los mínimos detalles. Pero ni siquiera eso estaba completo. A las dos nos gustaba el cine, pero mientras yo seleccionaba películas poco conoc