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Mostrando entradas de julio, 2016

La casa del pecado (y II)

Esta sensación es agradable. El alcohol corriendo por mis venas como una descarga para desinhibirme. Es como un pinchazo en la punta de mi lengua. -¡Esperen! La morena, mi amor a primera vista, grita. -¿Están seguros de lo que van a hacer? El anfitrión, mi amigo gay, se detiene en seco. Deja de mi pinchar mi lengua con una larga aguja. ¿Cómo llegamos aquí? Poco a poco se aclara mi mente. En algún momento de la noche empezamos a hablar de sexo, nada difícil en esta fiesta. La novia de la morena, habló sin parar de las virtudes de un piercing en la lengua y el sexo oral, mientras mostraba el suyo. La conclusión era que ese pedazo de plástico en la lengua en combinación con buenos movimientos terminaban en explosivos orgasmos. La información llegó hasta la parte menos racional de mi cabeza y decidí, con más de diez cervezas encima, que yo necesitaba un piercing. Convencí a otro borracho sin práctica en esta delicada operación, para que, con un trago de ron, una aguja oxidada