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Mostrando entradas de 2017

Cerveza y confesiones (I)

-Querida, ¿Cuál es tu problema? -Ninguno ¿por qué? -Estás fumando más que una puta presa, con el perdón de las putas. Bebes como si fueras Amy Whitehouse días antes de morir y te hablo, te hablo y te hablo y como siempre me ignoras pero al menos antes disimulabas. -Disculpa amigo, ¿qué me decías? -Te hablaba de mi marido. -¡Claro! De Héctor. -Mawa, Héctor y yo terminamos hace N-U-E-V-E semanas. -¡Verdad! Hablas de este chico, el albañil, este que, me perdonas mi amor pero tiene una pinta de malandro. ¡El maricolandro! Jajajaja. -Ese es José y fue mi eterno amor de una noche. No me lo recuerdes que todavía me duele. -¿Y la puta soy yo? ¡Qué fuerte! - Anyway, ¡Not problem! I don´t want to talk to you. ¡Stop! -Tu inglés me cautiva Shakira. -¡Cuan cruel eres conmigo! ¿Qué te he hecho yo para merecer esto? -No te pongas Corín Tellado que sabes muy bien que por mucho que nuestros comentarios sean homofóbicos, insensibles y crueles son parte de nuestro arte para burlarnos de noso

Delirio

-¿Qué llevas puesto? Un susurro que se transforma en gemido. Su mano izquierda explora con lenta timidez dentro de mi pantalón, atrapando con su dedo índice y pulgar la mínima liga de mi hilo. Muerde y humedece mi labio inferior impidiendo cualquier respuesta. Repite la pregunta apretando sus labios contra los míos. -Llevo un pica queso. Abre completamente los ojos. -¿Qué? Me echo a reír. -Es que el hilo es tan fino que se parece a lo que usan los queseros en Upata, que en vez de usar cuchillos, pican el queso con... -Ya se Mawa, pero...¡Olvídalo! Da una vuelta y se sienta encima de mí. De un rápido movimiento, se quita la liga que ata su cabello y este cae como una cascada erótica sobre su piel desnuda. A contraluz, su silueta es tan sutil como un poema de Neruda, Comba del vientre, escondida/ y abierta como una fruta/ o una herida/ Dulce rodilla desnuda/ apretada en mis rodillas/ dulce rodilla desnuda/ Enredadera de pelo/ entre la oferta redonda/ de los senos / Huella qu

Mi cruz y mi calvario

Era inaceptable publicar la frase completa que retumbó en mis oidos como una ametralladora. Si desean lo podemos llamar autocensura pero cuando mi amigo me la dijo, así como es él, descarado, con su amaneramiento incriminatorio, sin una pizca de brutal ironía y sin pensar en las posibles consecuencias que podría empañar nuestra díscola amistad, mi mente envió un mensaje directo a la punta de mi lengua pero la amarré con un mordisco. -¡Este si es coño e madre! Ese día no pude dormir por estar acorralando en mi mente esa frase punzante que pinchaba una y otra vez, pero cometí un error de principiante rencor porque no analizaba el trasfondo de sus palabras, al contrario, carcomía las horas buscando una esteril venganza plagada de epítetos que rozaran la grosería pero sin mancillar. Quitarme los guantes y con elegancia pegar dos cachetadas estilo renacentista. ¡No me iba a rebajar a su vulgar léxico! Con ese pusilánime, tiromato, ese estólido, ese insulso, ese copófrago...¡Coño ese mar

Juegos de papá y mamá

-Quisiera tomarme una pastilla... -¿Te sientes mal Mawa? ¿Qué tienes? -¡No! Una pastilla para dejar de ser tan lesbiana, o dejar de serlo completamente. -¡Ya vienes tú con el mismo cuento! ¡Asume tu peo! -Mi amor, yo asumí mi peo desde sexto grado cuando todo el salón se enteró que le había escrito a la reina de la escuela que la amaba. -¡Qué bochorno! Disculpa que me ría, ¿y qué pasó? -La maestra trató de enderezar el entuerto lésbico, les dijo a todos que era un te amo de amigas...pero ¡No! Eso era un te amo, te amo tipo quiero jugar papá y mamá contigo. -Y tú serías el papá por supuesto... -Ja ja ¡Gracioso el niño! -¿Jugaste papá y mamá con niñas? -¡Si eres chismoso! -Curiosidad morbosa darling - ¡Peor! -¿Jugaste o no jugaste? -Por supuesto que jugué... -¿Y eras el papá verdad? -... -¡Tu cara lo dijo todo! -Cero chalequeo ¿Cómo sabías que era el papá? -Por tu cara de activa no es mi amor porque tienes una pinta de pasiva... -No era eso. Yo era la niña que desde s

Habitación 666

Me acomodo una vez más en el inmenso sofá, mientras trato de entender lo que él me dice desde la cocina de su apartamento. -Disculpa no escucho... -¿Cómo te gusta el café? -Como quieras... -¿Fuerte? ¿Guayoyo? ¿Con azúcar? -Guayoyo...con azúcar preferiblemente...¿Tienes azúcar? -¡Claro! ¿Por qué no tendría?  Abro la boca para explicarle que en el país hay una grave crisis que no te permite conseguir alimentos indispensables, medicinas, productos de higiene personal pero decido callarme, no quiero sonar como una página de un periódico o entrar en una conversación política. Me levanto para echar un vistazo por el balcón que ofrece una vista espectacular de 180 grados de Caracas. Una nube de caos se asoma muy lejos del edificio, ruido de sirenas, bocinas de carros, mucha gente caminando en la calle. Caracas es un perfecto desastre pero ahora, en este apartamento, me siento como en otro mundo. Al llegar a la entrevista tuve que pasar a través de tres puestos de seguri

Anatomía de un guayabo (y II)

-No quiero que me malinterpretes. Te pregunté en esa oportunidad si a pesar de conocer todos los ciclos por los que tienes que pasar, desde el momento en que sabes que te enamoraste, hasta el día en que te das cuenta que todo termina, y entras en ese maluco guayabo querías, aún así, a pesar de todo el lío...¿enamorarte? Lo digo porque sin duda, no puedo negarlo, ¡Vale la pena! Sí, sí, no creas que estoy loca. Chama, lo mejor del final, no es que quiera insistir en este sentimiento pesimista, pero lo mejor del final es terminar bien con tu ex. No, creas, pasa mucho y no es malo. O en un caso hipotético al menos no quedar con un sentimiento de odio porque si se da ese caso, quedar herida de rencores, tú serías la perdedora ¿Y no queremos perder verdad? En mi caso, mi última ex me montó tantos los cuernos, que ese debe ser el motivo por el que ahora se me cae más el cabello...¡No te rías! ¡Es verdad! Aquello fue una carnicería del engaño, lo mínimo que ella se merecía de mi parte era que