Ir al contenido principal

La mujer perfecta (y II)

¡Oh las palabras! ¡Como se las lleva el viento!
El cuarto de hotel era un pozo oscuro y frío.
Desde el baño, el sonido de una gota de agua golpeando el lavabo, creaba un eco monótomo que me impedía seguir durmiendo.
Necesitaba levantarme de la cama sin despertarla, pero al mínimo movimiento, ella me apretaba contra sí, cerca, más cerca.
Susurré una excusa y cerré la puerta del baño para encontrarme de frente al espejo.
La gota golpeó mi cabeza
-¿Qué hiciste?
Otra vez, el sonido.
-¡Es tu amiga!
Traté de cerrar el grifo.
-¿Y ahora qué harás?
Tic, tic, tic
-¿Y ahora qué vas a hacer?
-Mafer, vamos a desayunar.
Tomamos café evitando tocar el tema de la noche, compartimos un par de comentarios como unas amigas, en un encuentro casual de un domingo cualquiera.
Nos despedimos con un abrazo fraternal, un tanto apenadas, un poco tímidas, evadiendo lo que nos llevó a estar en ese lugar.
Tomé la cobarde decisión de no mencionar el tema, simular que nada pasó, pero Mafer atacó de frente la realidad con palabras dulces y planes a futuro.
Me armé de valor, desarmé los caminos esquivos y respondí con palabras punzantes de realidades.
-Mafer, lo que pasó no debió ser. Eres mi amiga.
-Sabes que me gustas mucho.
-Pero fue un error.
-Dame otra oportunidad, lo voy a hacer mejor.
-No doy segundas oportunidades.
-¡Qué radical!
-Lo siento.
-Eres periodista ¿no? Quiero mi derecho a replica.
La comparación entre mi profesión y sexo provocó en mí un respiro de alegría triste.
Dió en el punto.
-No doy derecho a replica.
-¡Qué radical!
Llegamos a un acuerdo de respetar nuestras diferencias, buscar una conciliación entre sus deseos y los míos y juré que la amistad sobreviviría a este estado incierto después de esa noche.
Para cerrar nuestro pacto, prometí vernos en pocos días y es así como llegamos a aquella noche, en una disco de ambiente, cuando ella sostenía mi cintura con deseo.
-¿Bailamos?
Por un segundo pensé en la propuesta, midiendo el peligro.
Pensé que todo había quedado claro y no existiría el mínimo problema en disfrutar esa salsa suave.
Me rodeó con sus brazos, su rostro cerca del mío, su boca en mi cuello, la respiración entrecortada entre el beso y la confesión.
Me separé un poco con los músculos de mi cuerpo muy tensos.
Ella notó mi incomodidad y se separó con rabia.
-¿Qué te pasa?
-Nada.
-¡Me quiero ir! ¡Llévame al hotel!
-¡Cálmate!
Perdí la paciencia, discutimos frente a la gente, dimos vueltas sin sentido en su carro y yo me preguntaba mil y un veces.
¿Por qué? Ella es tan delicada, detallista, tan completa, ¿por qué no la dejo entrar en mí vida? Es la mujer perfecta.
-Disculpa Mawa, esta bien, seamos amigas.
La miré un rato.
Y cayó la gota.
Ella se conformaba con tan poco.
Yo me conformaba con tan poco.




Comentarios

Entradas populares de este blog

El momento de la despedida o hasta aquí llega esta echadera de cuentos

Yo pensé que esto iba a ser muy fácil. Acaricié muchas veces la idea de llegar a este momento porque estaba loca por cerrar este ciclo que comenzó hace mucho tiempo. Prometí despedirme en la entrada 200 pero los tiempos se fueron alargando y me tocó, como muchos otros, salir de mi país. Al llegar a Lima dejé de lado el blog porque no tenía la paciencia, las ganas y la fuerza de voluntad para seguir empujando las historias. Emigrar me sumió en una especie de depresión pasiva (si esto de verdad existe) y me quitó por mucho tiempo las ganas de escribir, pero esos cuentos son para otro momento. Comencé a escribir por acá, si no me equivoco, en el año 2013.   Lo abrí tiempo después de llegar a Puerto Ordaz luego de vivir 13 años en Maracay, donde me fui a estudiar comunicación social. Llegué a Puerto Ordaz con el corazón roto porque había dejado al amor de mi vida en esa ciudad, con la promesa de regresar juntas muy pronto. Nunca ocurrió. El blog nació como una forma de sacar toda ...

¿Periodistas serios? Te voy a echar un cuento

-¡Mídete Mawa! -¿Qué quieres decir con eso? -No puedes escribir cualquier cosa en tu blog. ¡Eres una figura pública! -¿Yo? ¿Una figura pública? ¡Me entero! -Eres periodista, tus notas salen todos los días. -¿Entonces? -¡Tienes que ser seria! Ahí está el problema. No me considero una periodista seria, de esas que andan con una imagen de impoluta hipocresía por el mundo, mirando por encima del hombro a los demás, porque según la tradición, los periodistas somos dueños de la verdad. Y como acreedores ese don divino, nosotros debemos ser ejemplo de éxitos, pero no de fracasos. Me da un poco de risa esos periodistas que llegan a una rueda de prensa cargados de palabras rebuscadas, más serios que una piedra y con una distancia que dan más ganas de huir que de hablar. La idea tampoco es que te sientes en las piernas del entrevistado como si fuera tu amigo de toda la vida, pero tampoco y mucho menos, que lo trates con unas pinzas de distante asco. Y la palabra ética da vueltas en la...

Una señal del destino (I)

Les juro que si canta una vez más empezaré a gritar. Puedo jurar, que si llega a acercarse un poco más para besarme como es su intención, o para tocarme como señalan sus ganas, voy a fingir un desmayo.  Les puedo jurar que yo jamás alenté, propicié, animé, avivé -ustedes busquen los sinónimos que quieran- pero jamás hice algo para estar en esta situación tan bochornosa, atrapada en el cubículo de un baño público sin poder moverme, mientras la hermana de una compañera de trabajo me tiene acorralada dedicándome una canción. - Yo no me doy por vencida ...te recuerdo que tu hermana y mi novia están afuera...y o quiero un mundo contigo ...y estamos tardando mucho... juro que vale la pena ...juro que voy a gritar si no me dejas salir de acá... esperar, esperar y esperar un suspiro ... (Suspiro) La cantante aficionada se llama Julia, pero yo le digo Selma porque es la copia exacta de la hermana de Marge Simpson.  A Selma no parece importarle que fuera de este baño fétido ...