Yo debo ser el ejemplo perfecto de lo que no debería ser o no se debería hacer, como quieran llamarlo.
Tengo un olfato bien entrenado para buscar problemas y cuando estoy metida en el mismo foso que cavé, tiro una granada y vuela todo en pedazos.
Trato de reírme de estas situaciones, vamos a ver si lo logro con ustedes.
Créanme, vamos a intentar sacar alguna enseñanza de todo esto, porque como dice mi mamá.
-Mawa, todos hemos metido la pata.
-Si mamá, pero yo la afinco.
Mafer es una amiga, confidente, una persona a prueba de mis desapariciones y me prodiga un cariño que muchas veces no merezco.
No es porque crea que todo está perdido, no soy tan pesimista. Es por lo especial que es conmigo.
-Mafer, necesito un consejo y un regaño pero puede ser primero el regaño.
-¡Cuéntame!
Si yo asumo una mea culpa, ella me llama apasionada, si le digo que soy un desastre, ella contesta que soy dedicada, si me someto a un ejercicio de darme latigazos, ella me detiene en seco.
-Saca lo bueno de tu papá Mawa, no lo malo.
Y una vez más tiene razón.
Pero mi papá no es una excusa para hacer las cosas mal, de hecho, las excusas son los obstáculos para asumir la responsabilidad.
Tengo otro amigo que resume toda esta maraña de dilemas en unas palabras.
-Es que tú te aburres y tienes que buscar un problema.
Tanto mi mamá como mis dos amigos terminan riendose de mí y yo con ellos.
Sus acciones dejan una enseñanza importante, los que te tienen aprecio si no están de acuerdo prefieren callar que herir.
No están pendiente de echarte más tierra encima, al contrario, al menos abren un huequito para que respires.
Después viene rectificar, pedir disculpas, tratar de enmendar algo que no tiene arreglo.
A veces las situaciones se ponen tan álgidas que llamo con urgencia a mi expareja Sofia para contarle lo último.
-¡Me metí en un peo grandísimo!
-Te escucho.
-Es que no sé por donde comenzar, no recuerdo casi nada. Solo sé que terminé cayéndome a insultos con alguien.
-¿Y qué más?
-Nada más, solo eso.
-¿Solo eso? Esperaba que me dijeras que estabas en la carcel, que habías escrito algo en el periódico y ahora te estaban buscando para matarte, que habías chocado y huiste de la escena.
-¡Coño tampoco así!
-Habías estado muy tranquila.
Ella me invita a unas mini vacaciones en Maracay, pero con una advertencia.
-Pero te calmas porque la ultima vez tomaste demasiado y estabas conquistando a la mesera.
-¿Pero me la levanté o no?
-Y también al chef...
-Eso si no tiene explicación.
Mi mamá me toma la mano y me sonríe, Mafer me invita a su casa, mi otro amigo no duda en buscarme, Sofia y su pareja me recuerdan que tienen un espacio siempre para mí.
Si cuento con ellos, tan mala, mala no soy.
Tengo un olfato bien entrenado para buscar problemas y cuando estoy metida en el mismo foso que cavé, tiro una granada y vuela todo en pedazos.
Trato de reírme de estas situaciones, vamos a ver si lo logro con ustedes.
Créanme, vamos a intentar sacar alguna enseñanza de todo esto, porque como dice mi mamá.
-Mawa, todos hemos metido la pata.
-Si mamá, pero yo la afinco.
Mafer es una amiga, confidente, una persona a prueba de mis desapariciones y me prodiga un cariño que muchas veces no merezco.
No es porque crea que todo está perdido, no soy tan pesimista. Es por lo especial que es conmigo.
-Mafer, necesito un consejo y un regaño pero puede ser primero el regaño.
-¡Cuéntame!
Si yo asumo una mea culpa, ella me llama apasionada, si le digo que soy un desastre, ella contesta que soy dedicada, si me someto a un ejercicio de darme latigazos, ella me detiene en seco.
-Saca lo bueno de tu papá Mawa, no lo malo.
Y una vez más tiene razón.
Pero mi papá no es una excusa para hacer las cosas mal, de hecho, las excusas son los obstáculos para asumir la responsabilidad.
Tengo otro amigo que resume toda esta maraña de dilemas en unas palabras.
-Es que tú te aburres y tienes que buscar un problema.
Tanto mi mamá como mis dos amigos terminan riendose de mí y yo con ellos.
Sus acciones dejan una enseñanza importante, los que te tienen aprecio si no están de acuerdo prefieren callar que herir.
No están pendiente de echarte más tierra encima, al contrario, al menos abren un huequito para que respires.
Después viene rectificar, pedir disculpas, tratar de enmendar algo que no tiene arreglo.
A veces las situaciones se ponen tan álgidas que llamo con urgencia a mi expareja Sofia para contarle lo último.
-¡Me metí en un peo grandísimo!
-Te escucho.
-Es que no sé por donde comenzar, no recuerdo casi nada. Solo sé que terminé cayéndome a insultos con alguien.
-¿Y qué más?
-Nada más, solo eso.
-¿Solo eso? Esperaba que me dijeras que estabas en la carcel, que habías escrito algo en el periódico y ahora te estaban buscando para matarte, que habías chocado y huiste de la escena.
-¡Coño tampoco así!
-Habías estado muy tranquila.
Ella me invita a unas mini vacaciones en Maracay, pero con una advertencia.
-Pero te calmas porque la ultima vez tomaste demasiado y estabas conquistando a la mesera.
-¿Pero me la levanté o no?
-Y también al chef...
-Eso si no tiene explicación.
Mi mamá me toma la mano y me sonríe, Mafer me invita a su casa, mi otro amigo no duda en buscarme, Sofia y su pareja me recuerdan que tienen un espacio siempre para mí.
Si cuento con ellos, tan mala, mala no soy.
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