Ir al contenido principal

Recuerdos dolorosos

La última entrada de este blog me dejó agotada.
Después de escribirlo, antes de pulsar el botón de publicar, tuve un momento de duda.
¿Era necesario compartir esto?
¿Por qué lo hago?
¿A qué me expongo?
Normalmente nunca pienso en las consecuencias. Actúo por instinto, con el impulso de la pasión.
Me detenía un comentario que todavía me deja un mal sabor en la boca.
Le había confiado a una persona equivocada, esa escena. En ese momento me mostró todo el apoyo.
Pero tiempo después, hizo un comentario público que me paralizó del asco.
"Al menos mi mamá me quiere, cosas que no pueden decir otras".
Cambié de idea gracias a un encuentro gratificante.
Alguien se me acercó para confesarme que se veía reflejado en lo que escribía.
Se refería a las peleas entre mis papás en la entrada "El día más duro".
Dejé que hablara todo lo que tenía atorado durante años y al final coincidimos en que no estamos solos.
Al compartir lo que nos pasa, lo que nos parecía una gran tragedia, se suaviza.
Pensamos que nadie se siente como nosotros y es todo lo contrario.
Me animó a seguir escribiendo.
Por supuesto que lo haré.
Pero en este momento, le voy a dar una pausa al blog.
No mucha.
Me ha servido para canalizar un montón de recuerdos, unos dolorosos, otros gratificantes.
Lo más importante, me ha dado el impulso para escribir algo de más largo aliento y terminar una obra guardada por la mitad.
Falta muchísimo más en este blog.
Digamos que terminó la primera temporada.
Nos escribimos muy pronto.




Comentarios

  1. Vale. Toma tu pausa, date una vuelta, respira... pero que siga el blog. "Mi Confesión" es la confesión de mas de una.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El dilema

Perder un amigo o desperdiciar una excitante oportunidad. Llevo rato saboreando un café pensando en estas dos tormentosas posibilidades, mientras ella habla pero yo mantengo sus palabras en mudo para sortear sin molestias la opción A o B. El mundo está plagado de grandes decisiones que han cambiado el curso de la historia: el ascenso de Hitler al poder, la llegada del hombre a la luna, la separación de los Beatles, el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Japón, la caída del muro de Berlín, y aquí estoy yo, una simple mortal de este planeta, una más entre los siete mil millones de habitantes, pensando si me acuesto con la esposa de mi mejor amigo o no. Este buen amigo se mudó hace seis meses a Buenos Aires huyendo de la crisis del país, con la promesa de reunir suficiente dinero para alquilar algo cómodo y mandar el boleto de avión para su esposa, pero antes me dejó una tarea. -¡Cuídala mucho Mawa! Yo confío en ti. ¡No! No puedo acostarme con la pareja de mi amigo, sería una ab...

La mujer barbuda del circo

 Me siento como la mujer barbuda del circo, como el bebé nacido con un rabo de cerdo en el libro Cien años de Soledad de García Márquez, como Julia Roberts en la película Mujer Bonita cuando va a comprar vestida de puta a un local de alta costura, y la vendedora la mira de arriba a abajo. Una freak, una rareza, una mujer fuera de lugar en medio de esta reunión con las máximas locutoras de Puerto Ordaz.  A pesar de ser las 5:00 de la tarde, un opresivo calor en el Centro Ítalo Venezolano de Guayana derrite rápidamente el hielo de mi bebida cara y terriblemente dulce, que decidí pedir solo por seguir la manada. La verdad, ahora mismo deseo una cerveza fría, un porro y una soga para ahorcarme, en ese orden. Estoy frente a la crema de la crema en la locución de la zona, debatiendo sobre un calendario a beneficio del cáncer de mama. La idea me pareció genial cuando llegó en forma de llamado telefónico.  Tengo un programa de radio en la mañana donde no gano nada de dinero, un ...

El fin del caos (y III)

 -No creo que te sirva este pantalón. Me dijo David sosteniendo en la mano un jean de su hermana, dos tallas menor a la mía. -¿No habrá algo más? Tardó un rato más en buscar y esta vez llegó con una larga falda amarilla llena de pliegos, lazos y lentejuelas de colores, una prenda que jamás en mi vida sobria y sensata hubiera utilizado.  No hace falta acotar que este no era el momento más sensato de mi vida. Una vez más. -Pero me la tienes que regresar rápido, es la falda favorita de mi mamá. La tierna advertencia de David junto a su disposición de ayuda, me hizo callar cualquier queja inútil en una situación donde no tenía muchas salidas. Tampoco quería seguir hablando de la noche anterior, pero David me empujaba. -¿Qué le pasó a tu pantalón? ¿Le hiciste el sexo oral a esta chama? Sin él saberlo, las dos respuestas a sus preguntas tenían una relación directa.  Le conté como en sueños me dejé llevar hasta el sofá.  Observé como mi amiga abría las piernas ante mí con s...