Ir al contenido principal

Vino y fresas


-Che, si querés llevo una botella de vino...¿a vos te gusta es el blanco no?
Dudé. 
Una cosa es que fuera a mi casa a cenar y otra era meter un vino.  
Porque el vino implica un compromiso previo, es una bebida más erótica, sensual -imaginaba yo- amante fiel de la cerveza. 
-Guacha, y podría llevar unas fresas...quedan bien con la bebida.  
Señales de alarmas se prendieron, quedé muda por unos segundos. Pero mi mente maquinaba preguntas.  
¿Iba a pasar algo? ¿Qué querrá con eso?
Con un hilo de voz, acepté.  
Había salido con Ana un par de veces. Pero nuestros encuentros no pasaban de un café, en un Mcdonnal's de Maracay.  
Hablábamos sin parar del tema favorito de Ana: el fútbol. 
Como buena argentina sabía de estadísticas, jugadores, reglas, aderezando su charla con análisis precisos.  
Antes de estas citas yo me googleaba algún dato interesante para impresionar. 
Me gustaba, así que mentir y simular un poco es parte del arte del cortejo (pensaba yo). 
Pero su propuesta me dejó inquieta. 
No sabía si yo le gustaba a ella, quizás era normal llevar vino y fresas para una cena, quizás solo quería ser cortes, quizás solo deseaba tomar algo y ya. 
Y así me inundé de muchos quizás. 
Decidí pedir una opinión. 
Me acerqué a una amiga, para plantearse el dilema. 
-Sabes, invité a esta chica a cenar a mi casa, pero dice que va a llevar fresas y vino. ¿Tú crees que quiera algo? ¿O es normal eso? 
La respuesta de mi amiga fue contundente y demoledora: se rió en mi cara. Solo soltó un "obvio".  
Había hecho dos preguntas opuestas, así que su obvio, me dejaron con más interrogantes. 
Vivía sola en un anexo de un solo ambiente. Un lugar no acostumbrado a recibir visitas. 
Así qué me dispuse a tratar de dar una buena impresión: acomodé la ropa, lavé los platos, limpié el baño, hice mercado, compré la cena.
A las seis de la tarde, la casa estaba mejor de como me la habían entregado. 
Pero no iba a pasar nada.  
Ana llegó con un vino -por supuesto argentino- y una bandeja de fresas rojísimas. 
Sin muebles, nos sentamos en el piso de la casa, y del fútbol pasamos a la política. 
Ella tan proyanqui, yo con mis ideas socialistas. 
Nos metimos en una discusión sobre la guerra en Irak que terminó con una frase que solo entendí por descarte.
-Tu opinión te la puedes meter por el orto. 
Se quiso ir, pero se dio cuenta que eran las cuatro de la mañana.  
-Bueno -empezó a decir de mala gana- dormiré aquí. 
-Será -contesté igual de mal. 
Hubo un silencio. 
Ella volvió a hablar con un tono más amable. 
-Pero tanta discusión me dio hambre...¿será que ahora si nos comemos las fresas?
En ese momento Messi, Bush, Irak y Chávez se olvidaron.
Obvio. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

El momento de la despedida o hasta aquí llega esta echadera de cuentos

Yo pensé que esto iba a ser muy fácil. Acaricié muchas veces la idea de llegar a este momento porque estaba loca por cerrar este ciclo que comenzó hace mucho tiempo. Prometí despedirme en la entrada 200 pero los tiempos se fueron alargando y me tocó, como muchos otros, salir de mi país. Al llegar a Lima dejé de lado el blog porque no tenía la paciencia, las ganas y la fuerza de voluntad para seguir empujando las historias. Emigrar me sumió en una especie de depresión pasiva (si esto de verdad existe) y me quitó por mucho tiempo las ganas de escribir, pero esos cuentos son para otro momento. Comencé a escribir por acá, si no me equivoco, en el año 2013.   Lo abrí tiempo después de llegar a Puerto Ordaz luego de vivir 13 años en Maracay, donde me fui a estudiar comunicación social. Llegué a Puerto Ordaz con el corazón roto porque había dejado al amor de mi vida en esa ciudad, con la promesa de regresar juntas muy pronto. Nunca ocurrió. El blog nació como una forma de sacar toda ...

¿Periodistas serios? Te voy a echar un cuento

-¡Mídete Mawa! -¿Qué quieres decir con eso? -No puedes escribir cualquier cosa en tu blog. ¡Eres una figura pública! -¿Yo? ¿Una figura pública? ¡Me entero! -Eres periodista, tus notas salen todos los días. -¿Entonces? -¡Tienes que ser seria! Ahí está el problema. No me considero una periodista seria, de esas que andan con una imagen de impoluta hipocresía por el mundo, mirando por encima del hombro a los demás, porque según la tradición, los periodistas somos dueños de la verdad. Y como acreedores ese don divino, nosotros debemos ser ejemplo de éxitos, pero no de fracasos. Me da un poco de risa esos periodistas que llegan a una rueda de prensa cargados de palabras rebuscadas, más serios que una piedra y con una distancia que dan más ganas de huir que de hablar. La idea tampoco es que te sientes en las piernas del entrevistado como si fuera tu amigo de toda la vida, pero tampoco y mucho menos, que lo trates con unas pinzas de distante asco. Y la palabra ética da vueltas en la...

Una señal del destino (I)

Les juro que si canta una vez más empezaré a gritar. Puedo jurar, que si llega a acercarse un poco más para besarme como es su intención, o para tocarme como señalan sus ganas, voy a fingir un desmayo.  Les puedo jurar que yo jamás alenté, propicié, animé, avivé -ustedes busquen los sinónimos que quieran- pero jamás hice algo para estar en esta situación tan bochornosa, atrapada en el cubículo de un baño público sin poder moverme, mientras la hermana de una compañera de trabajo me tiene acorralada dedicándome una canción. - Yo no me doy por vencida ...te recuerdo que tu hermana y mi novia están afuera...y o quiero un mundo contigo ...y estamos tardando mucho... juro que vale la pena ...juro que voy a gritar si no me dejas salir de acá... esperar, esperar y esperar un suspiro ... (Suspiro) La cantante aficionada se llama Julia, pero yo le digo Selma porque es la copia exacta de la hermana de Marge Simpson.  A Selma no parece importarle que fuera de este baño fétido ...