Ir al contenido principal

Tequila, limón y sal (II)

Andrea es perfecta.
Tiene los ojos verdes, una piel que siempre presume de bronceado, cuerpo definido por el deporte, una sonrisa encantadora, un humor a prueba de malos ratos, encanto magnético, facilidad para hablar. 
¿Escribí que Andrea es perfecta...para mí?
Pues no tanto, había un detallito que no podía pasar por alto: su novio. 
La primera vez que la vi, fue en una pauta con periodistas. Ella estaba completamente perdida sobre lo que iba a hacer, yo tenía mucha experiencia haciendo diarismo, esto hizo que se acerca a mi para pedirme ayuda. 
Lo primero que noté fue su acento colombiano. 
-¿De dónde eres?
-Maracay. 
-¿Maracay? ¿Y ese acento?
-Es de allá. 
No pude evitar reírme.
-Viví trece años en Maracay, es imposible que me digas que ese acento colombiano sea, no sólo de Maracay, de Venezuela. Di la verdad y cuéntame que estás ilegal en el país. 
Lo dije medio en broma, medio en plan de coqueteo, porque Andrea me dedicaba una sonrisa de dientes perfectamente cautivantes. 
Le di una ayuda, le indiqué a las personas que debía entrevistar y nos despedimos para no vernos más.
Andrea se borró de mi memoria, hasta que la vi una semana después cuando llegó tarde a una rueda de prensa.
Yo había acribillado a preguntas al entrevistado, le saqué un par de confesiones y cuando me paré de la silla, me encontré con sus ojos verdes.
-¡Que ruda eres!
-Con estos tipos no hay que ser blandita.
-Y además eres un poco imponente, crees que te las sabes todas.
-¡Es sólo una fachada! Soy un amor, simpática e inteligente ¿Suena egocéntrico?
El resultado era el esperado, me sonrió.
-Un poco...me das tu número para que me avises si hay otras pautas.
Con gusto le escribí mi número en un papel y me puse a disposición. Al día siguiente Andrea me escribía para preguntarme donde estaba, necesitaba información.
No sé como una cosa llevó a la otra y en un momento Andrea me buscaba en mi casa para tomar cerveza.
Me empezó a gustar estar con ella, tanto así que nuestras salidas se hacían cada vez más frecuentes.
Hasta ese momento cuando en un juego no tan inocente, me atreví a darle un beso que correspondió.
Al día siguiente no me escribió en todo el día, tampoco la vi por un tiempo, hasta que recibí una llamada a mi celular.
-¿Estás en el trabajo?
-Sí.
-Sal, estoy afuera.
Me temblaban las piernas de los nervios, pensé que venía el típico "eso nunca debió pasar", pero no, allí estaba ella con una caja de chocolate.
-Pensé que no te vería más.
-¿Por qué?
-Por lo que pasó.
Bajó la cabeza.
-Me gustó, sólo que me sorprendió. Te admiro, ¿Cómo tomas ese pasó así sin más?
-Porque vales la pena.
-Nunca había besado a otra mujer y me alegró que seas tú. ¿Nos vemos esta noche?


Comentarios

Entradas populares de este blog

El momento de la despedida o hasta aquí llega esta echadera de cuentos

Yo pensé que esto iba a ser muy fácil. Acaricié muchas veces la idea de llegar a este momento porque estaba loca por cerrar este ciclo que comenzó hace mucho tiempo. Prometí despedirme en la entrada 200 pero los tiempos se fueron alargando y me tocó, como muchos otros, salir de mi país. Al llegar a Lima dejé de lado el blog porque no tenía la paciencia, las ganas y la fuerza de voluntad para seguir empujando las historias. Emigrar me sumió en una especie de depresión pasiva (si esto de verdad existe) y me quitó por mucho tiempo las ganas de escribir, pero esos cuentos son para otro momento. Comencé a escribir por acá, si no me equivoco, en el año 2013.   Lo abrí tiempo después de llegar a Puerto Ordaz luego de vivir 13 años en Maracay, donde me fui a estudiar comunicación social. Llegué a Puerto Ordaz con el corazón roto porque había dejado al amor de mi vida en esa ciudad, con la promesa de regresar juntas muy pronto. Nunca ocurrió. El blog nació como una forma de sacar toda ...

¿Periodistas serios? Te voy a echar un cuento

-¡Mídete Mawa! -¿Qué quieres decir con eso? -No puedes escribir cualquier cosa en tu blog. ¡Eres una figura pública! -¿Yo? ¿Una figura pública? ¡Me entero! -Eres periodista, tus notas salen todos los días. -¿Entonces? -¡Tienes que ser seria! Ahí está el problema. No me considero una periodista seria, de esas que andan con una imagen de impoluta hipocresía por el mundo, mirando por encima del hombro a los demás, porque según la tradición, los periodistas somos dueños de la verdad. Y como acreedores ese don divino, nosotros debemos ser ejemplo de éxitos, pero no de fracasos. Me da un poco de risa esos periodistas que llegan a una rueda de prensa cargados de palabras rebuscadas, más serios que una piedra y con una distancia que dan más ganas de huir que de hablar. La idea tampoco es que te sientes en las piernas del entrevistado como si fuera tu amigo de toda la vida, pero tampoco y mucho menos, que lo trates con unas pinzas de distante asco. Y la palabra ética da vueltas en la...

Una señal del destino (I)

Les juro que si canta una vez más empezaré a gritar. Puedo jurar, que si llega a acercarse un poco más para besarme como es su intención, o para tocarme como señalan sus ganas, voy a fingir un desmayo.  Les puedo jurar que yo jamás alenté, propicié, animé, avivé -ustedes busquen los sinónimos que quieran- pero jamás hice algo para estar en esta situación tan bochornosa, atrapada en el cubículo de un baño público sin poder moverme, mientras la hermana de una compañera de trabajo me tiene acorralada dedicándome una canción. - Yo no me doy por vencida ...te recuerdo que tu hermana y mi novia están afuera...y o quiero un mundo contigo ...y estamos tardando mucho... juro que vale la pena ...juro que voy a gritar si no me dejas salir de acá... esperar, esperar y esperar un suspiro ... (Suspiro) La cantante aficionada se llama Julia, pero yo le digo Selma porque es la copia exacta de la hermana de Marge Simpson.  A Selma no parece importarle que fuera de este baño fétido ...