Ir al contenido principal

Más limón y sal (El juicio)

-¡Qué bolas Mawa!
-Nena, nena. Estas cosas sólo te pasan a ti.
-Jajajaja.
-Los tres están gozando mucho ¿no? Merezco el regaño.
-¿Sabes cuál es tu problema Mawa? Ambicionas mucho, te dieron un pedazo de torta y tú la querías toda.
-No sé si esa comparación gastronómica es exacta.
-Jajaja.
-Ahora por TU culpa no vamos a ver más a Andrea.
-¿Por mi culpa? Un momento, en ese carro estábamos dos personas, adultas por cierto, así que no me eches el muerto a mi sola.
-Nena, ¿pero que les pasó? ¿Por qué fueron tan brutas?
-Jajaja
-Y este no deja de reírse, ¿qué tanto te da risa?
-Jajaja, nada sigan hablando.
-¡Qué bolas Mawa! Eres una irresponsable.
-Si me sigues juzgando de esa forma me voy a molestar mucho contigo. Eres mi amigo, no estoy pidiendo que me des una palmada en este momento, ni me felicites por lo que pasó...
-El novio de Andrea era mi pana, ¿ahora con que cara lo voy a ver?
-¡Ah! ¿Ese es el problema? ¿Qué él era tu amigo del alma? Tú sabías lo que pasaba entre Andrea y yo y por eso te dije varias veces que no te encariñaras con el novio de ella. Andrea también te lo pidió, ¿no lo recuerdas?
-La culpa es tuyo que nunca disimulaste nada, a ella no se le notaba, por eso él empezó a sospechar.
-Nena, las estaba cazando...
-¡Y lo hizo! Porque no pudiste disimular.
-¡Perdón señor por no haber atado mi cara de pajua y enamorada! ¿Cómo lo hacía si ya nos habíamos involucrado?
-¡Tú te involucraste!
-Estoy empezando a odiarte ¿y sabes por qué? Porque no tienes ni puta idea de lo que pasó. ¿Qué me involucré ¡Si! Pero ella me dio todas las herramientas para enamorarme, me dejaba detalles en el trabajo, me buscaba, me escribía y hacíamos el amor.
-¿No podías acostarte con ella y ya?
-Coño tenías que ser hombre. Te recuerdo soy mujer y a pesar que me gustan las mujeres, soy una de esas jevitas más que no se puede acostar con alguien sin involucrar los sentimientos ¡Lo admito!
-Nena, ¡pero qué feo que Andrea haya dicho que abusaste de ella!
-Espera, ya eso no me da risa ¿Ella dijo eso? Es una locura.
-Nena ¿te puedo cantar una canción que va acorde con eso? Dice así "yo no le di burundanga lalala
-Jajajajaja.
-¿Y qué más podía decir? Tenía que defenderse.
-¡Ya salió el panita del alma de Andrea y el novio!
-No, Nene ¡Estás equivocado! Si ella fue tan grandecita para acostarse con una mujer, debía asumir su peo.
-Estoy de acuerdo. Imagínate, ellos pudieron buscar a Mawa hasta su casa o su trabajo y hacer cualquier locura, pensando que abusaron de ella.
-¿No lo hicieron?
-No.
-Nena, ¡saliste barata!
-Ok, no te voy a juzgar...¿pero al menos aprendiste una lección de esto?
-Ummm, creo que sí. La próxima vez ocultamos más el carro.
-Jajajaaja.
-¡Qué bolas Mawa!
-Ajá, ¿y ahora que hacemos?
-Vamos a comprar más birras.
-¿Y un dominó?
-Si va.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Anatomía de un guayabo (y II)

-No quiero que me malinterpretes. Te pregunté en esa oportunidad si a pesar de conocer todos los ciclos por los que tienes que pasar, desde el momento en que sabes que te enamoraste, hasta el día en que te das cuenta que todo termina, y entras en ese maluco guayabo querías, aún así, a pesar de todo el lío...¿enamorarte? Lo digo porque sin duda, no puedo negarlo, ¡Vale la pena! Sí, sí, no creas que estoy loca. Chama, lo mejor del final, no es que quiera insistir en este sentimiento pesimista, pero lo mejor del final es terminar bien con tu ex. No, creas, pasa mucho y no es malo. O en un caso hipotético al menos no quedar con un sentimiento de odio porque si se da ese caso, quedar herida de rencores, tú serías la perdedora ¿Y no queremos perder verdad? En mi caso, mi última ex me montó tantos los cuernos, que ese debe ser el motivo por el que ahora se me cae más el cabello...¡No te rías! ¡Es verdad! Aquello fue una carnicería del engaño, lo mínimo que ella se merecía de mi parte era que

El fin del caos (y III)

 -No creo que te sirva este pantalón. Me dijo David sosteniendo en la mano un jean de su hermana, dos tallas menor a la mía. -¿No habrá algo más? Tardó un rato más en buscar y esta vez llegó con una larga falda amarilla llena de pliegos, lazos y lentejuelas de colores, una prenda que jamás en mi vida sobria y sensata hubiera utilizado.  No hace falta acotar que este no era el momento más sensato de mi vida. Una vez más. -Pero me la tienes que regresar rápido, es la falda favorita de mi mamá. La tierna advertencia de David junto a su disposición de ayuda, me hizo callar cualquier queja inútil en una situación donde no tenía muchas salidas. Tampoco quería seguir hablando de la noche anterior, pero David me empujaba. -¿Qué le pasó a tu pantalón? ¿Le hiciste el sexo oral a esta chama? Sin él saberlo, las dos respuestas a sus preguntas tenían una relación directa.  Le conté como en sueños me dejé llevar hasta el sofá.  Observé como mi amiga abría las piernas ante mí con sus manos guiando mi

El momento de la despedida o hasta aquí llega esta echadera de cuentos

Yo pensé que esto iba a ser muy fácil. Acaricié muchas veces la idea de llegar a este momento porque estaba loca por cerrar este ciclo que comenzó hace mucho tiempo. Prometí despedirme en la entrada 200 pero los tiempos se fueron alargando y me tocó, como muchos otros, salir de mi país. Al llegar a Lima dejé de lado el blog porque no tenía la paciencia, las ganas y la fuerza de voluntad para seguir empujando las historias. Emigrar me sumió en una especie de depresión pasiva (si esto de verdad existe) y me quitó por mucho tiempo las ganas de escribir, pero esos cuentos son para otro momento. Comencé a escribir por acá, si no me equivoco, en el año 2013.   Lo abrí tiempo después de llegar a Puerto Ordaz luego de vivir 13 años en Maracay, donde me fui a estudiar comunicación social. Llegué a Puerto Ordaz con el corazón roto porque había dejado al amor de mi vida en esa ciudad, con la promesa de regresar juntas muy pronto. Nunca ocurrió. El blog nació como una forma de sacar toda esta frus