Ir al contenido principal

Cocaína

Miro la cocaína encima del tope de la cocina, como si fuera un cuerpo picado en pedacitos.
-¿Y esto?
-¿Quieres?
-¡Estás loco! No meto eso en mi nariz ni por accidente.
Sinceramente, pongo en duda la clase de amistades que encuentro.
¡Cocaína! Solo la había visto en películas, no puedo creer que esta gente esté tan aburrida como para aspirar eso, en busca de un poco de diversión.
No es lo peor, la chica que me gusta parece ser una fanática del polvo blanco.
La descarto, pero ella busca mi atención con una efusividad no apta para cardíacos.
Está alegre, hiperquinética, rebosante de energía, en un estado más allá de la euforia.
Un amigo se percata que falta hielo y nos pide -a ella y a mí- que salgamos a comprar.
Me pica el ojo, con ese gesto de, "no me lo agradezcas".
Lo asesino con la mirada y miro el reloj, son más de las 2:00 de la mañana, y mi pregunta es simple ¿dónde vamos a encontrar hielo a esta hora?
Otra duda.
¿Puede esta chica manejar con tal cantidad de droga corriendo por sus venas?
Ella salta de alegría, encuentra las llaves de su camioneta último modelo y nos metemos en ella.
En un segundo pisa el acelerador a 160 kilómetros por hora en una avenida principal, riendo sin una razón aparente.
-¿Te gusta Viniloversus?
-¿Quién?
-¡El grupo!
-No los conozco.
Coloca a todo volumen una canción, golpeteo de batería, sonido de guitarra.
-¡Suena bien!
-La canción se llama cocaína.
-¡Qué conveniente!
-¡Ah?
-Nada, no me hagas caso.
Ella grita la canción.
"Quiero ser tu cocaína, quiero ser tu adicción, quiero ser una palabra, quiero ser una oración, quiero ser la vitamina que se esconde bajo el sol, quiero ser la excusa que te usa, cuando no tienes razón".
-¡Te la dedico!
-¡No te escucho!
-¡TE LA DEDICO!
-¡GRACIAS! Creo...
Pasamos tres semáforos en rojo.
-Deberías frenar...
-¡QUÉ?
-¡FRENA!
No lo hace, por esa razón empiezo a rezar aunque no crea en ninguna religión, ni en Dios ni en nada, pero en esta situación queda aferrarse a cualquier cosa.
"Padre Nuestro que estás en el cielo", prometo de verdad que jamás voy a maldecir, ni mirar a mujeres que tengan adicciones tan peligrosas, "...santificado sea tu nombre", si salgo de esta voy a misa todos los domingos, o al menos una vez al mes, pero por favor, no quiero salir en la página de sucesos como una adicta a los narcóticos, cuando tú sabes Dios, tú sabes que a mí solo me gusta la cerveza y el cigarro.
 Paramos en un estacionaciomento del barrio más peligroso de la ciudad, me señala una especie de casa construida con retazos de zinc.
Salgo corriendo hasta lo que parece una ventana.
Una voz me responde.
-¿Qué quiere?
Podría jurar, que si pidiera un sicario ellos lo tendrían.
-¿Tiene hielo?
-¿Es todo?
-Ehhhh, sí.
 -Son 1.000 bolos.
-¿CUÁNTO?
Es mejor callar y no discutir, busco el dinero, pago y me entregan el saco de hielo.
Dos segundos después vamos a 170 kilómetros por hora.
"Dios de verdad, ni siquiera te molesto, ¡jamás! pero sácame de esta. No me he portado mal, bueno, quizás sí, pero no he sido mala, mala no. Prometo no ver más a esta gente, yo sé que es una prueba de mi fe. No los voy a ver más, Dios llegamos a la casa, dejamos el hielo y pido un taxi. ¡No los veo más! Y lo de la misa los domingos, va porque va...Amén".
En menos de cinco minutos estamos frente a la casa.
Suspiro aliviada, ella apaga el carro pero no abre las puertas.
-¡Me divertí! Pero no sé cómo llegué hasta aquí.
-Yo tampoco sé cómo llegamos.
Mirada penetrante muy conocida, la que anuncia unos besos espectaculares y no me equivoco.
Una media hora después salimos del carro con lo que quedaba de hielo.
-Mawa, ¿lo podemos repetir? ¿Vernos otro día?
-¡Claro! ¿Por qué no?
"Dios, después te explico".






Comentarios

Entradas populares de este blog

El momento de la despedida o hasta aquí llega esta echadera de cuentos

Yo pensé que esto iba a ser muy fácil. Acaricié muchas veces la idea de llegar a este momento porque estaba loca por cerrar este ciclo que comenzó hace mucho tiempo. Prometí despedirme en la entrada 200 pero los tiempos se fueron alargando y me tocó, como muchos otros, salir de mi país. Al llegar a Lima dejé de lado el blog porque no tenía la paciencia, las ganas y la fuerza de voluntad para seguir empujando las historias. Emigrar me sumió en una especie de depresión pasiva (si esto de verdad existe) y me quitó por mucho tiempo las ganas de escribir, pero esos cuentos son para otro momento. Comencé a escribir por acá, si no me equivoco, en el año 2013.   Lo abrí tiempo después de llegar a Puerto Ordaz luego de vivir 13 años en Maracay, donde me fui a estudiar comunicación social. Llegué a Puerto Ordaz con el corazón roto porque había dejado al amor de mi vida en esa ciudad, con la promesa de regresar juntas muy pronto. Nunca ocurrió. El blog nació como una forma de sacar toda ...

¿Periodistas serios? Te voy a echar un cuento

-¡Mídete Mawa! -¿Qué quieres decir con eso? -No puedes escribir cualquier cosa en tu blog. ¡Eres una figura pública! -¿Yo? ¿Una figura pública? ¡Me entero! -Eres periodista, tus notas salen todos los días. -¿Entonces? -¡Tienes que ser seria! Ahí está el problema. No me considero una periodista seria, de esas que andan con una imagen de impoluta hipocresía por el mundo, mirando por encima del hombro a los demás, porque según la tradición, los periodistas somos dueños de la verdad. Y como acreedores ese don divino, nosotros debemos ser ejemplo de éxitos, pero no de fracasos. Me da un poco de risa esos periodistas que llegan a una rueda de prensa cargados de palabras rebuscadas, más serios que una piedra y con una distancia que dan más ganas de huir que de hablar. La idea tampoco es que te sientes en las piernas del entrevistado como si fuera tu amigo de toda la vida, pero tampoco y mucho menos, que lo trates con unas pinzas de distante asco. Y la palabra ética da vueltas en la...

Una señal del destino (I)

Les juro que si canta una vez más empezaré a gritar. Puedo jurar, que si llega a acercarse un poco más para besarme como es su intención, o para tocarme como señalan sus ganas, voy a fingir un desmayo.  Les puedo jurar que yo jamás alenté, propicié, animé, avivé -ustedes busquen los sinónimos que quieran- pero jamás hice algo para estar en esta situación tan bochornosa, atrapada en el cubículo de un baño público sin poder moverme, mientras la hermana de una compañera de trabajo me tiene acorralada dedicándome una canción. - Yo no me doy por vencida ...te recuerdo que tu hermana y mi novia están afuera...y o quiero un mundo contigo ...y estamos tardando mucho... juro que vale la pena ...juro que voy a gritar si no me dejas salir de acá... esperar, esperar y esperar un suspiro ... (Suspiro) La cantante aficionada se llama Julia, pero yo le digo Selma porque es la copia exacta de la hermana de Marge Simpson.  A Selma no parece importarle que fuera de este baño fétido ...