Ir al contenido principal

Del patán y cómo le di un golpe a Ruddy Rodríguez.

Hace 13 años cuando me preguntaron por primera vez por qué quería estudiar comunicación social, en esas presentaciones típicas del primer semestre, contesté con ideal romántico.
-Siempre me gustó leer y escribir.
Era algo válido entre tantos compañeros que lo eligieron por simple descarte, porque querían ser modelos o actrices, o unos mantenidos con título.
Hace unas horas me hicieron la misma pregunta y no dudé en responder.
-Por masoquista.
Mi mamá me había advertido con una claridad que da la experiencia, que esta profesión me iba a matar de hambre.
Todavía no lo ha hecho, pero nadie me dijo lo difícil que iba a ser tratar con las personas, salir a la calle, buscar la información y balancear la objetividad con la subjetividad.
Con casi dos años de diarismo, entrené mi olfato para detectar en los primeros segundos de conversación quien está fingiendo un sentimiento, pero sobre todo, detectar a los patanes.
A esos que son amigos del dueño del medio o que están pagando un poco de publicidad.
Esos especímenes piensan que por descarte tú eres más que su empleado...eres su esclavo.
Pero nunca me había topado con uno como el dueño de un circo.
Me fijó las horas que debía entrevistarlo, me llamó mentirosa, me gritó por teléfono porque la nota no salió y cuando lo visité en el circo me hizo pasar de última como forma de castigo.
Me sentía como esos leones que son movidos por la fuerza del latigazo.
Para mi alegría interna -lo siento, debo confesar- el circo era una mierda.
El dueño se me acercó al final del espectáculo a preguntarme que tal me pareció y le dije con el filtro que me permitió el momento.
-He visto mejores.
¡Qué se vaya al diablo la publicidad!
Al día siguiente en mi agenda matutina, había una rueda de prensa con un nombre que me trasladó a mi niñez: la actriz Ruddy Rodríguez.
Para que entiendan, Ruddy Rodríguez fue mi primer amor platónico de telenovelas, una mujer bellísima que apenas pasaba los 24 años.
Ahora estaba frente a mi en sus bien conservados 46 años.
Estaba emocionada, pero luchaba con mi imagen impoluta de periodista seria.
Pero no confiaba en mi.
Le dije a otra periodista que me echara la mano.
-Si ves que me pongo muy fanática, me metes un golpe.
Ruddy terminó la rueda de prensa y fui la primera que me acerqué para mostrarle una foto que tenía guardada en mi celular de su único disco -muy malo- que sacó en 1991.
Ruddy dio un grito de espanto al verlo y se echó a reír.
-¡Uy no! recuerdo ese disco, decía "es un sueño no, a quien le importa ahora, esta vida es corta y yo te tengo a ti".
Escucharla cantar fue el estallido del fanatismo.
Me acerqué para tomar una foto y en la emoción le di un cabezazo que la dejó aturdida.
Me retiré apenada.
La periodista se me acercó.
-Estuve así de golpearte, así...
No importaba, tenía mi foto.
¡Y le di un cabezazo a Ruddy Rodríguez!




Comentarios

Entradas populares de este blog

La despedida (y II)

-No. Está saliendo conmigo. Un golpe directo al estómago. Eres un amigo horroroso, horrible. ¿Cómo coño se te ocurre salir con mi ex? ¡Tú eres uno de mis mejores amigos! Sabes la importancia de esa mujer en mi vida. Conociste de primera mano todo el tiempo y el esfuerzo que me tocó conquistarla. ¡Lloré en tu hombro cuando terminamos! Te dije que me había enamorado de ella, que me dejó el corazón roto, que gracias a ella volvió mi arrechera a las bisexuales. ¡Me diste ánimo! Me dijiste que ella no valía la pena, que era una loca, una indefinida. ¡Hipócrita! La querías para ti todo este tiempo. Yo siempre supe que ella te gustaba, siempre, pero jamás pensé en esta traición, de ti no, todos menos tú. Seguramente me vas a decir que ya lo nuestro terminó, pero David, el código dice que nunca vas a salir con el ex de un amigo. ¡Claro! No se te ocurrió mejor momento de darme la noticia cuando me voy del país. ¡Cobarde! ¡Yo jamás te quité una novia! ¡Ah, no perdón! Es que nunca te conocí una...

Una señal del destino (I)

Les juro que si canta una vez más empezaré a gritar. Puedo jurar, que si llega a acercarse un poco más para besarme como es su intención, o para tocarme como señalan sus ganas, voy a fingir un desmayo.  Les puedo jurar que yo jamás alenté, propicié, animé, avivé -ustedes busquen los sinónimos que quieran- pero jamás hice algo para estar en esta situación tan bochornosa, atrapada en el cubículo de un baño público sin poder moverme, mientras la hermana de una compañera de trabajo me tiene acorralada dedicándome una canción. - Yo no me doy por vencida ...te recuerdo que tu hermana y mi novia están afuera...y o quiero un mundo contigo ...y estamos tardando mucho... juro que vale la pena ...juro que voy a gritar si no me dejas salir de acá... esperar, esperar y esperar un suspiro ... (Suspiro) La cantante aficionada se llama Julia, pero yo le digo Selma porque es la copia exacta de la hermana de Marge Simpson.  A Selma no parece importarle que fuera de este baño fétido ...

El momento de la despedida o hasta aquí llega esta echadera de cuentos

Yo pensé que esto iba a ser muy fácil. Acaricié muchas veces la idea de llegar a este momento porque estaba loca por cerrar este ciclo que comenzó hace mucho tiempo. Prometí despedirme en la entrada 200 pero los tiempos se fueron alargando y me tocó, como muchos otros, salir de mi país. Al llegar a Lima dejé de lado el blog porque no tenía la paciencia, las ganas y la fuerza de voluntad para seguir empujando las historias. Emigrar me sumió en una especie de depresión pasiva (si esto de verdad existe) y me quitó por mucho tiempo las ganas de escribir, pero esos cuentos son para otro momento. Comencé a escribir por acá, si no me equivoco, en el año 2013.   Lo abrí tiempo después de llegar a Puerto Ordaz luego de vivir 13 años en Maracay, donde me fui a estudiar comunicación social. Llegué a Puerto Ordaz con el corazón roto porque había dejado al amor de mi vida en esa ciudad, con la promesa de regresar juntas muy pronto. Nunca ocurrió. El blog nació como una forma de sacar toda ...