Ir al contenido principal

Cazadora de muertos

Vomité del asco detrás del carro de otro periódico rival.
Eran las siete de la noche y estaba metida en el cementerio de San Félix. Ni siquiera sabía que hacía allí, observando como sacaban un hombre hinchado y pudriéndose.
Los policías quienes vigilaban todo el proceso de cortar la ropa del muerto, no tenían la información completa y no nos dejaron tomar fotos.
Me fui al periódico asqueada y derrotada.
Mi guardia se había extendido pero era muy probable que no me la pagaran, tampoco me daban los días de descanso que contemplaba la ley.
Trabajábamos en ese periódico en el límite de la ilegalidad. Debe ser por eso que en los ocho meses que hice diarismo allí, vi irse a 21 personas.
Otra compañera y yo los anotábamos en una libreta.
Como éramos tan pocos mis jefes me dieron la responsabilidad de hacer las dos fuentes más difíciles: laboral los días de semana y sábados y domingos sucesos.
Hacer sucesos es la escala más alta y más baja del periodismo. Es lo que más se lee, por eso hay que estar despierto todo el día, pendiente de cazar algún muerto.
En el tiempo que hice la fuente nunca me molestó estar en una escena del crimen, los familiares eran otra cosa.
En ese estado de tristeza y desesperación, lo más seguro es que salieran con insultos que con buenas palabras.
Unido a eso, yo estaba nueva y me enfrentaba con buenos periodistas de otros cuatro medios, todos ellos con una edad máxima de 25 años. Mis fines de semana eran de terror.
Pero en laboral no estaba tampoco a salvo.
En el periódico rival con más tiempo, una periodista era la reina de esa fuente.
Llegarle era un imposible, pero me esforzaba en sacar cosas interesantes con mi poca experiencia.
La primera vez que me asignaron laboral me hicieron una pregunta importante.
-¿Sabes lo que está pasando en las empresas básicas?
-No. Tengo cuatro meses en Puerto Ordaz.
-No importa, es fácil de aprender. ¿Sabes al menos algo de sindicatos?
-Sé donde queda Sidor...¿Sirve?
La primera pauta fue en una empresa que llevaba dos meses en paro. Solo llevaba una libreta y un bolígrafo. Nada de grabadoras.
Error.
El líder del sindicato escupió cifras, antecedentes de otros problemas, nombres de presidentes, proyectos a futuro, etc.
Cuando me senté delante del computador, mi libreta solo tenía anotado un par de garabatos y varias veces la palabra ánodos de carbono.
¿Qué coño era un ánodo?
Me inventé una crónica que hoy la leo y me pregunto cómo se les ocurrió sacar eso.
El tiempo pasó rápido y a los seis meses ya tenía todo medido.
Me había aprendido los nombres de las empresas, empecé a hablar de briquetas, ánodos y coladas de acero y los fines de semana ya eran una rutina.
Una noche, estaba descansando un rato en los pasillos del periódico.
El reloj marcaba las 9:30
Un compañero se me acercó.
-Llevas días enteros metida en el periódico.
-Si.
-¿Por qué? Si no te van a pagar esto.
Resolví el asunto con una respuesta sencilla, pero en ese momento no me había dado cuenta de algo más real y genuino.
Me había enamorado loca y con desespero del diarismo.
Estaba perdida.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El fin del caos (Parte II)

 Me lamía y chupaba el cuello con una furia carnosa tan intensa que me provocaba mareos, además de un puntazo de dolor. Él estaba sentado en la esquina de un sofá horrorosamente cutre tapizado con flores silvestres. Yo, sentada encima de él, buscaba rabiosamente que esas manos tocando mis senos por debajo de la blusa, sus dientes pegados a mi cuello como un pitbull en celo o su evidente erección por encima del pantalón, prendieran alguna mecha de deseo en mí, pero era imposible.  En cambio, mientras él intentaba por todos los medios complacerme con caricias salvajes y torpes, yo me entretenía guardando todos los detalles del apartamento 4B.  Una máquina de hacer ejercicios abandonada en un rincón, un equipo de sonido lleno de polvo, una mesita cerca de la puerta de salida abarrotada de fotos familiares, muñequitos de porcelanas, una biblia abierta, una pipa de marihuana, las llaves de la casa. A mi espalda la cocina iluminada. Frente a mí, una pared que en su mejor momento fue blanca,

El dilema

Perder un amigo o desperdiciar una excitante oportunidad. Llevo rato saboreando un café pensando en estas dos tormentosas posibilidades, mientras ella habla pero yo mantengo sus palabras en mudo para sortear sin molestias la opción A o B. El mundo está plagado de grandes decisiones que han cambiado el curso de la historia: el ascenso de Hitler al poder, la llegada del hombre a la luna, la separación de los Beatles, el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Japón, la caída del muro de Berlín, y aquí estoy yo, una simple mortal de este planeta, una más entre los siete mil millones de habitantes, pensando si me acuesto con la esposa de mi mejor amigo o no. Este buen amigo se mudó hace seis meses a Buenos Aires huyendo de la crisis del país, con la promesa de reunir suficiente dinero para alquilar algo cómodo y mandar el boleto de avión para su esposa, pero antes me dejó una tarea. -¡Cuídala mucho Mawa! Yo confío en ti. ¡No! No puedo acostarme con la pareja de mi amigo, sería una ab

La mujer barbuda del circo

 Me siento como la mujer barbuda del circo, como el bebé nacido con un rabo de cerdo en el libro Cien años de Soledad de García Márquez, como Julia Roberts en la película Mujer Bonita cuando va a comprar vestida de puta a un local de alta costura, y la vendedora la mira de arriba a abajo. Una freak, una rareza, una mujer fuera de lugar en medio de esta reunión con las máximas locutoras de Puerto Ordaz.  A pesar de ser las 5:00 de la tarde, un opresivo calor en el Centro Ítalo Venezolano de Guayana derrite rápidamente el hielo de mi bebida cara y terriblemente dulce, que decidí pedir solo por seguir la manada. La verdad, ahora mismo deseo una cerveza fría, un porro y una soga para ahorcarme, en ese orden. Estoy frente a la crema de la crema en la locución de la zona, debatiendo sobre un calendario a beneficio del cáncer de mama. La idea me pareció genial cuando llegó en forma de llamado telefónico.  Tengo un programa de radio en la mañana donde no gano nada de dinero, un hobby donde na