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Abriendo cicatrices

Saqué de la maleta de mano una toalla para arroparme. 
¿A cuanto estaba el aire del autobús? ¿14 grados? ¿10 grados?
No soportaba el frío y en la rapidez de mi viaje había olvidado meter una sabana.
Me asomé por la ventana para encontrarme con una oscuridad que traspasaba el vidrio y me transmitía escalofríos que terminaban en llanto.
Me toqué los labios con mis dedos helados. Palpitaban de dolor. 
Sí, ocurrió. Horas atrás, pero no había sido un mal sueño.
-¿Te puedes calmar Mawa?
La voz de mi mamá era agitada, como toda la situación.
Sostenía a mi hermano por el cabello mientras le daba golpes con la mano libre, él trataba de alejarme con manotazos inofensivos que caían en mi cuello, mi cara y en particular ese golpe en los labios.
Escupí sangre.
Todo duró apenas unos minutos, pero mi hermano terminó lleno de moretones que alejaron el motivo de nuestra verdadera pelea.
Me sentaron a la fuerza. 
-Todo esto es por lo que eres...
-¿Vas a comenzar mamá?
-¿Ustedes tienen algún tipo de moral?
-No soporto tus comentarios homofóbicos.
-¡No soy homofóbica!
-¡Esta pelea no tiene nada que ver con eso!
-No sé como ustedes tienen amigos...
-Los tengo y me aceptan como soy.
-Ustedes...
-¡Ustedes, ustedes! Deja de decir ustedes y habla de mí. Di la palabra que te da tanto asco, acepta que tu hija es lesbiana.
-¡Cómo te gusta la palabrita...si quieres lo gritas!
-¿Quieres que lo grite? ¡LO GRITO!
-Deja de hacer un show.
Metí lo poco que encontré en una maleta, tomé un taxi y me monté en el primer autobús hasta Maracay.
A las cinco de la mañana abrí con cuidado la puerta del anexo para no despertar a Alejandra.
Pero ella estaba parada en medio de la oscuridad esperándome.
Me vio el labio roto, los arañazos en el cuello y la tristeza guindada en mi maleta.
Me limpió las heridas llorando.
-Me duele verte así
-¿Por qué tiene que ser tan difícil?
-Tu mamá te quiere Mawa, a pesar que no lo acepta siempre te ha apoyado.
-¿Por qué tiene que ser así?
-Dale tiempo, no es fácil. Entiende.
Me exilié de mi familia por un año.
Una llamada de madrugada me devolvió a mi pasado...y a mi papá.




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