A los 15 años era un alma descarriada que solucionaba todo a los portazos.
Mi mamá no sabía que hacer conmigo, cuando quería darme una orden y yo no estaba dispuesta a obedecer, me sometía a una huelga de hambre silenciosa.
Era una lucha de poderes en donde mi papá intervenía solo para apoyarme, eso molestaba más a mi mamá.
En unos de esos veranos, decidió descansar de mí y me dejó en casa de mi abuela por un par de meses, porque con ella era diferente.
No estaba tan equivocada.
Mi abuela vigilaba el más mínimo movimiento, prohibida salidas y bueno, tampoco había mucho que hacer en un barrio perdido de Ciudad Bolívar.
El máximo entretenimiento era buscar la forma para espantar el calor y yo lo encontré con un par de hermanos.
Ezequiel y Migueangel eran tan diferentes que no parecían parientes.
El primero era un rubio, con ojos marrones claros y con maneras tranquilas y pausadas.
El segundo un moreno alto, de mirada pícara y mucha labia.
A mi me gustaba Ezequiel, pero era tan tímida que no era capaz de buscar la manera de acercar a él, en cambio Miguelángel fue directo a conquistarme.
No le costó mucho y en las noches siguientes me llevaba hasta la puerta de mi casa y me daba unos besos húmedos que no me dejaban dormir.
Pero el romance duró poco porque tuvo que viajar con su papá y me dejó bajo el cuidado de su hermano Ezequiel.
Yo encantada.
De la noche a la mañana nos dábamos besos a escondidas detrás de la puerta de cualquier casa, en una hamaca, pero algo me quedaba claro, Ezequiel no era nada romántico y quería una sola cosa de mí, se imaginarán que era.
Su descaro fue mayor un lunes cuando me invitó al cine.
-Están dando El Guardaespaldas.
-¡Quiero ver es película!
-Te invito.
Con un solo cine en Ciudad Bolívar quedamos rodeados de gente sin nada de intimidad, pero esto no paró las ganas de Ezequiel.
Cuando estaba llorando por la desgarradora historia de amor entre la cantante y el duro guardaespaldas siento como Ezequiel toma mi mano y me dice al oído.
-¡Tócame!
Lo miré sin saber lo que decía, hasta que sentí como ponía mi mano izquierda encima de su pantalón, con el cierre abierto.
El tacto fue de un intenso calor que me hizo retirarlo de inmediato.
Tragué grueso y él se molestó tanto que jamás volvió a hablarme.
Quince años después nos tropezamos en una reunión familiar y Ezequiel no era ni la sombra de ese chico lindo de 15 años.
Estaba gordo, fofo, calvo y con una cara de derrota incapaz de ocultar.
Cuando quedamos solos, soltó la lengua.
-¡Qué bien te ves Mawa!
-Tú estás....diferente.
-Tengo tres niñas...
-Te felicito.
-Podrían ser tuyas...
-Pero el destino es una cosa seria ¿no?
-Yo intenté tener una relación contigo...
-¿Si? Yo pensé que sólo querías cogerme...
-¡Qué mala eres!
-Jajajja...Lo siento, era mi percepción.
-Fue una buena época...¿Qué es lo que más recuerdas?
-¿Quieres que sea sincera?
-Si.
-Recuerdo que cómo me jodiste una buena película como El Guardaespaldas.
Mi mamá no sabía que hacer conmigo, cuando quería darme una orden y yo no estaba dispuesta a obedecer, me sometía a una huelga de hambre silenciosa.
Era una lucha de poderes en donde mi papá intervenía solo para apoyarme, eso molestaba más a mi mamá.
En unos de esos veranos, decidió descansar de mí y me dejó en casa de mi abuela por un par de meses, porque con ella era diferente.
No estaba tan equivocada.
Mi abuela vigilaba el más mínimo movimiento, prohibida salidas y bueno, tampoco había mucho que hacer en un barrio perdido de Ciudad Bolívar.
El máximo entretenimiento era buscar la forma para espantar el calor y yo lo encontré con un par de hermanos.
Ezequiel y Migueangel eran tan diferentes que no parecían parientes.
El primero era un rubio, con ojos marrones claros y con maneras tranquilas y pausadas.
El segundo un moreno alto, de mirada pícara y mucha labia.
A mi me gustaba Ezequiel, pero era tan tímida que no era capaz de buscar la manera de acercar a él, en cambio Miguelángel fue directo a conquistarme.
No le costó mucho y en las noches siguientes me llevaba hasta la puerta de mi casa y me daba unos besos húmedos que no me dejaban dormir.
Pero el romance duró poco porque tuvo que viajar con su papá y me dejó bajo el cuidado de su hermano Ezequiel.
Yo encantada.
De la noche a la mañana nos dábamos besos a escondidas detrás de la puerta de cualquier casa, en una hamaca, pero algo me quedaba claro, Ezequiel no era nada romántico y quería una sola cosa de mí, se imaginarán que era.
Su descaro fue mayor un lunes cuando me invitó al cine.
-Están dando El Guardaespaldas.
-¡Quiero ver es película!
-Te invito.
Con un solo cine en Ciudad Bolívar quedamos rodeados de gente sin nada de intimidad, pero esto no paró las ganas de Ezequiel.
Cuando estaba llorando por la desgarradora historia de amor entre la cantante y el duro guardaespaldas siento como Ezequiel toma mi mano y me dice al oído.
-¡Tócame!
Lo miré sin saber lo que decía, hasta que sentí como ponía mi mano izquierda encima de su pantalón, con el cierre abierto.
El tacto fue de un intenso calor que me hizo retirarlo de inmediato.
Tragué grueso y él se molestó tanto que jamás volvió a hablarme.
Quince años después nos tropezamos en una reunión familiar y Ezequiel no era ni la sombra de ese chico lindo de 15 años.
Estaba gordo, fofo, calvo y con una cara de derrota incapaz de ocultar.
Cuando quedamos solos, soltó la lengua.
-¡Qué bien te ves Mawa!
-Tú estás....diferente.
-Tengo tres niñas...
-Te felicito.
-Podrían ser tuyas...
-Pero el destino es una cosa seria ¿no?
-Yo intenté tener una relación contigo...
-¿Si? Yo pensé que sólo querías cogerme...
-¡Qué mala eres!
-Jajajja...Lo siento, era mi percepción.
-Fue una buena época...¿Qué es lo que más recuerdas?
-¿Quieres que sea sincera?
-Si.
-Recuerdo que cómo me jodiste una buena película como El Guardaespaldas.
Ole Ud fue ha "ver" la Película, el fue ha "hacer" la Película. Lo que no tomo en cuenta el chico fue su "Instinto de Conservación".
ResponderEliminarQue le ayudo a no ser Madre antes de tiempo, jajajajajajjajaa.
¡ Exitos Mawari ! ;)