Me levanto con un dolor de cabeza insoportable. No puedo mover los brazos ni las piernas. ¿Dónde estoy? Por una mínima ventana caen unos pocos rayos de sol y me sorprende estar en un lugar conocido. ¿Qué hago yo aquí? ¿Qué me pasó? Aprieto mis ojos con las dos manos para acostumbrarme a la luz, trato de estirar mi cuerpo para tomar una mejor posición y me percato que estoy desnuda. Desnuda y pintada por todo el cuerpo. ¿Qué vaina es esta? Desde la punta de mi pie izquierdo, una línea oscura sube hasta detenerse en mi ombligo, en ese punto una docena de mariposas negras se riegan por mi estómago, mis caderas, mis brazos. En mi muslo derecho, una flor de loto reposa en un huracán de marcas sin sentido. Dejo caer mi brazo izquierdo y cae en un cuerpo cálido. Lo recordé todo. -Mawa, compra chocolate. -¿Chocolate? -Sí, se siente muy bien cuando fumas. Hice caso a la petición. En mi anexo tenía helado y dulces de chocolate, no tenía idea de lo hablaba, pe