Ir al contenido principal

El dolor

Lloro sin lágrimas.
Estoy en el cine, y empiezo a sollozar al seco.
No veo nada en particular que desate mi tristeza, ninguna película de drama.
Solo que de la nada, me llega como una cachetada tu recuerdo.
No es la primera vez que me pasa.
Estos episodios se han repetido sin un orden en específico, no es necesario algún detalle importante.
No sé cuando se activa el pasado, nuestro pasado.
Escribirnos en ese tiempo, lo que fuimos, lo que nunca seremos, forma un nudo doloroso imposible de controlar.
Sin ti, siento que he envejecido diez años.
Se me han formado surcos debajo de los ojos de tanto sostener las lágrimas, te has quedado marcada en mis arrugas.
Pero ahora, hay una gran diferencia.
Ese sentimiento que me obligaba a caer doblada del dolor, bañada en llanto, se ha convertido en un espasmo silencioso de pena.
Llorarte sin lágrimas lo atribuyo, a ir superando esta pérdida.
La misión de olvidarte, equivale a borrar un pedazo de ti cada día.
Lo confieso, no ha sido fácil.
Lucho contra un contrincante poderoso e imaginario.
He tenido que saltar en la televisión nuestros programas favoritos, olvidar tus gestos al dormir, evitar la tentación de pedir tu comida preferida, de no reír a solas con tus fobias, no repetir nuestras rutinas, no extrañar nuestras peleas, de no recordar tu mano buscando la mía.
Mis ganas de anular nuestra vida en común ha resultado.
Empiezan a desaparecer los detalles de nuestra relación.
Ahora, esa sensación me produce un inmenso terror.
No quiero perder los recuerdos, esos momentos de felicidad.
Quiero mantener conmigo tu risa fácil, tu miedo a las arañas, la forma en que tomabas el café, el tono de tu voz en las peleas tontas, el te amo cómplice.
Te me vas y busco retenerte.
Quédate un poco más.
No quiero llorarte sin lágrimas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El momento de la despedida o hasta aquí llega esta echadera de cuentos

Yo pensé que esto iba a ser muy fácil. Acaricié muchas veces la idea de llegar a este momento porque estaba loca por cerrar este ciclo que comenzó hace mucho tiempo. Prometí despedirme en la entrada 200 pero los tiempos se fueron alargando y me tocó, como muchos otros, salir de mi país. Al llegar a Lima dejé de lado el blog porque no tenía la paciencia, las ganas y la fuerza de voluntad para seguir empujando las historias. Emigrar me sumió en una especie de depresión pasiva (si esto de verdad existe) y me quitó por mucho tiempo las ganas de escribir, pero esos cuentos son para otro momento. Comencé a escribir por acá, si no me equivoco, en el año 2013.   Lo abrí tiempo después de llegar a Puerto Ordaz luego de vivir 13 años en Maracay, donde me fui a estudiar comunicación social. Llegué a Puerto Ordaz con el corazón roto porque había dejado al amor de mi vida en esa ciudad, con la promesa de regresar juntas muy pronto. Nunca ocurrió. El blog nació como una forma de sacar toda ...

¿Periodistas serios? Te voy a echar un cuento

-¡Mídete Mawa! -¿Qué quieres decir con eso? -No puedes escribir cualquier cosa en tu blog. ¡Eres una figura pública! -¿Yo? ¿Una figura pública? ¡Me entero! -Eres periodista, tus notas salen todos los días. -¿Entonces? -¡Tienes que ser seria! Ahí está el problema. No me considero una periodista seria, de esas que andan con una imagen de impoluta hipocresía por el mundo, mirando por encima del hombro a los demás, porque según la tradición, los periodistas somos dueños de la verdad. Y como acreedores ese don divino, nosotros debemos ser ejemplo de éxitos, pero no de fracasos. Me da un poco de risa esos periodistas que llegan a una rueda de prensa cargados de palabras rebuscadas, más serios que una piedra y con una distancia que dan más ganas de huir que de hablar. La idea tampoco es que te sientes en las piernas del entrevistado como si fuera tu amigo de toda la vida, pero tampoco y mucho menos, que lo trates con unas pinzas de distante asco. Y la palabra ética da vueltas en la...

Una señal del destino (I)

Les juro que si canta una vez más empezaré a gritar. Puedo jurar, que si llega a acercarse un poco más para besarme como es su intención, o para tocarme como señalan sus ganas, voy a fingir un desmayo.  Les puedo jurar que yo jamás alenté, propicié, animé, avivé -ustedes busquen los sinónimos que quieran- pero jamás hice algo para estar en esta situación tan bochornosa, atrapada en el cubículo de un baño público sin poder moverme, mientras la hermana de una compañera de trabajo me tiene acorralada dedicándome una canción. - Yo no me doy por vencida ...te recuerdo que tu hermana y mi novia están afuera...y o quiero un mundo contigo ...y estamos tardando mucho... juro que vale la pena ...juro que voy a gritar si no me dejas salir de acá... esperar, esperar y esperar un suspiro ... (Suspiro) La cantante aficionada se llama Julia, pero yo le digo Selma porque es la copia exacta de la hermana de Marge Simpson.  A Selma no parece importarle que fuera de este baño fétido ...