No sé como terminar con ella.
He pensando en tantas maneras que llego a la dura conclusión que de la forma en que lo haga, a ella no le va a importar.
Invoco al insomnio para encontrar salidas malévolas a mi venganza final.
Un punto y aparte que deje un odio malsano, un rencor eterno.
Quiero dejarla para dar el empujón final a este precipio que es nuestra relación.
Un año de insidia no debe pasar por alto y con esto resuelvo la fecha, será en nuestro aniversario de doce meses de mal amor.
Quedar como la mala no me quita el sueño, al contrario, me da ánimos para borrar el sentimiento amargo de la traición.
He pensando en esto: otra mujer, una amante, dejar rastros de pinturas de labios en sitios estratégicos, o mensajes comprometedores en mi celular dejado al descuido.
El problema es que no encuentro a esta oportuna cómplice para mis planes.
Descarto inventar una novia imaginaria, no encuentro la ecuación para conquistarme, además que me parece una solución patética.
Armar una escena de celos tardíos, una explosión de reclamos acumulados tampoco es una opción, ya lo hice, fallé y ahora estoy aquí, dando vueltas en una habitación de hotel, con otra carta bajo la manga.
Por mensaje y bloqueo automático, así sin anestesia.
¿Pero qué le escribo a una persona que le va a dar igual si seguimos o no?
Llego a una conclusión: no debo apelar a como YO me siento, tengo que torturar su orgullo, todo debe girar en torno a ella.
La conozco mucho, porque tengo un master en su inflado ego, primero ella, después ella.
Listo.
-Mi amor, disculpa que te escriba tan tarde pero he pensado, ahora que estamos lejos, que no te quiero, yo necesito a alguien a quién admirar y no tengo nada que admirar de ti. Además, eres muy fría en la cama.
Quince minutos después.
-¿QUE?
-No quiero seguir contigo.
-¡Me estás dejando por mensaje! ¿Qué te pasa? ¿Estás loca?
-No, ahora que lo hago estoy mucho mejor,
-¡Eres una mierda!
-Gracias, gracias. No sabes cuanto me alegro de leer eso.
-Te odio.
-Chica, es que nuestra relación no era Disneylandia.
Un mes después la encuentro de lo más feliz con pareja nueva, la conoció, según los chismes oportunos, dos días después que la dejé.
-Tenías razón Mawa, lo nuestro no iba a ninguna parte, ahora creo que estoy enamorada.
-¡No tienes ni un mes con ella!
-Pero es algo que no puedo controlar.
Mi mente gritaba: ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio!
-¿Y tú Mawa? ¿Estás con alguien?
-¡Claro!
-¿Cómo se llama?
-Ma..Mariana.
Ustedes saben.
Mariana, mi novia imaginaria.
He pensando en tantas maneras que llego a la dura conclusión que de la forma en que lo haga, a ella no le va a importar.
Invoco al insomnio para encontrar salidas malévolas a mi venganza final.
Un punto y aparte que deje un odio malsano, un rencor eterno.
Quiero dejarla para dar el empujón final a este precipio que es nuestra relación.
Un año de insidia no debe pasar por alto y con esto resuelvo la fecha, será en nuestro aniversario de doce meses de mal amor.
Quedar como la mala no me quita el sueño, al contrario, me da ánimos para borrar el sentimiento amargo de la traición.
He pensando en esto: otra mujer, una amante, dejar rastros de pinturas de labios en sitios estratégicos, o mensajes comprometedores en mi celular dejado al descuido.
El problema es que no encuentro a esta oportuna cómplice para mis planes.
Descarto inventar una novia imaginaria, no encuentro la ecuación para conquistarme, además que me parece una solución patética.
Armar una escena de celos tardíos, una explosión de reclamos acumulados tampoco es una opción, ya lo hice, fallé y ahora estoy aquí, dando vueltas en una habitación de hotel, con otra carta bajo la manga.
Por mensaje y bloqueo automático, así sin anestesia.
¿Pero qué le escribo a una persona que le va a dar igual si seguimos o no?
Llego a una conclusión: no debo apelar a como YO me siento, tengo que torturar su orgullo, todo debe girar en torno a ella.
La conozco mucho, porque tengo un master en su inflado ego, primero ella, después ella.
Listo.
-Mi amor, disculpa que te escriba tan tarde pero he pensado, ahora que estamos lejos, que no te quiero, yo necesito a alguien a quién admirar y no tengo nada que admirar de ti. Además, eres muy fría en la cama.
Quince minutos después.
-¿QUE?
-No quiero seguir contigo.
-¡Me estás dejando por mensaje! ¿Qué te pasa? ¿Estás loca?
-No, ahora que lo hago estoy mucho mejor,
-¡Eres una mierda!
-Gracias, gracias. No sabes cuanto me alegro de leer eso.
-Te odio.
-Chica, es que nuestra relación no era Disneylandia.
Un mes después la encuentro de lo más feliz con pareja nueva, la conoció, según los chismes oportunos, dos días después que la dejé.
-Tenías razón Mawa, lo nuestro no iba a ninguna parte, ahora creo que estoy enamorada.
-¡No tienes ni un mes con ella!
-Pero es algo que no puedo controlar.
Mi mente gritaba: ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio!
-¿Y tú Mawa? ¿Estás con alguien?
-¡Claro!
-¿Cómo se llama?
-Ma..Mariana.
Ustedes saben.
Mariana, mi novia imaginaria.
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