Ir al contenido principal

El fracaso de cupido

El ambiente es perfecto.
Un cielo despejado con una luna llena como guinda.
Un jazz tan sutil, orgásmico, que invita confesar secretos y propuestas indecentes.
Unas cuantas cervezas nadando en un recipiente repleto de hielo, buena compañía conversando de todo y de nada, mientras una piscina en calma nos regala sus eternos reflejos azules.
Pero nada en este ambiente es inocente, porque estoy en este bar al aire libre con el propósito de unir dos corazones.
Mi buen amigo David, que ahora lo tengo al frente, tiene un año completamente solo sin posibilidad de conseguir compañía por culpa de su congénita timidez.
A mi derecha está Sandra, una compañera de trabajo tan inestable en sus relaciones amorosas, que ella misma podría ser un ejemplar para crear una nueva patología para el desastre en pareja.
A mi izquierda en esta mesa redonda está una amiga de Sandra, a quien no conozco de nada y mucho menos puedo recordar su nombre, pero quien no deja de hablar sobre su reciente divorcio y su hija de cuatro años.
Mi misión, que llevo un mes planeando, no es otra que unir a mi buen amigo David y mi compañera de trabajo, para que terminen juntos, tengas hijos y un perrito.
Bueno, quizás no tanto, pero que al menos se hagan cariños en las noches frías.
En un momento, aprovecho para meter un poco de fuego.
-¿Qué te parece?
-¿Quién?
-¿Cómo qué quien? ¡David!
-¡Ah! Chévere vale, es simpático.
-Es ingeniero mecánico, trabaja en una empresa básica, tiene carro, no tiene hijos, le encantan los videojuegos, el fútbol, no sabe bailar muy bien pero le gustaría aprender, es inteligente, es soltero.
-¡Wow!
-Si no fuera lesbiana estaría con él totalmente.
-¡Wow!
-¿Podrías dejar de ver tu teléfono y pararme bolas?
-Mawa, ¿no tienes tu cargador?
-No marica, no tengo mi cargador. ¿Me escuchaste algo?
-Ah sí, de David. Es simpático.
-Más que simpático, es un tipo súper romántico.
-No sé Mawa, a mí es que los hombres románticos no es que me gustan mucho.
-¡Claro Sandra! Se me olvidaba que a ti te gustan como aquel taxista casado que eructa y escupe cada cinco palabras.
-¡Chama! Me estoy tratando de comunicar con él pero se me acabó la batería. ¿Me prestas tu celular?
La situación se está saliendo de mi control. Tratar de enderezar un árbol torcido no es tarea fácil, así que decido cortar la amena conversación entre David y la invitada sin nombre y dejarlos a los dos solos.
De la nada, invito a la desconocida a dar una vuelta a la piscina, con cualquier estúpido pretexto.
Ella acepta encantada.
-Disculpa que te paré así de la mesa.
-No me molesta.
-Disculpa, no escuché tu nombre.
-Ana.
-Ana, un placer. Mi nombre es Mawarí
-Muy lindo tu nombre.
-Gracias...¡Míralos! ¿No hacen una pareja increíble? Por eso quería dejarlos solos, quiero que estén juntos.
-¡Uh! ¿Por eso la reunión?
-Sí, creo que son el uno para el otro.
-¿Así que esto es una especie de cita a ciegas?
-Más o menos.
-Me encantan las citas a ciegas.
-A mí también.
-No sabes a quién podrías conocer.
-No sabes. Las citas a ciegas son como una caja de sorpresas.
-Así es Mawarí, puede hasta empezar a gustarte cosas que nunca has experimentado.
-¡Claro! Tienes que tener la mente abierta.
-Yo soy MUY de mente abierta.
-Yo también.
-Con ganas de experimentar...
-...Ok...
Un sudor frío empieza a recorrer toda mi espalda.
-¿Qué hay detrás de eso?
-Creo que son los baños de la piscina.
-¿Me acompañas?
Busco una señal en el horizonte, miro la luna queriendo preguntarle qué hacer y en eso, David me hace una señal con las manos.
Aprovecho el momento para decirle que regresaba en un minuto.
-¿Te espero en el baño?
-¡Claro!
David me aparta con una excusa tonta.
-Me gusta tu amiga.
-¿Siiii? ¡Qué bien!
-¿Crees que es prudente que le diga algo?
-¡Por supuesto! Deja la timidez a un lado de una vez.
-Voy a hacerlo. ¿Pero me acerco a la piscina o espero que venga a la mesa?
-Ey, ey, ey. Es mi amiga Sandra quien te gusta.
-Noooo. Esa tipa está loca. Me gusta Ana.
-No David. No creo que Ana sea la indicada.
-¿Por qué?
-Ummmm...No sé David, algo me lo dice. Un pálpito. ¿Por qué no Sandra?
-¿Por qué no Ana?
No puedo decir la verdad, o quizás si deba comentar algo fuera de lugar pero no tengo tiempo para responder, porque en ese momento Sandra se levanta de la mesa de un salto y empieza a correr hacia la salida.
David y yo corremos detrás de ella sin saber el por qué.
La alcanzamos en el estacionamiento y la agarro del brazo.
-Lo siento Mawa, es que me vino a buscar.
-¿Quién? Me asustas.
-El taxista.
Y así, sin despedirse, se monta en el carro y nos deja a David y a mí sorprendidos en el estacionamiento.
-¡Mawa!
-Lo siento David.
-¡Nunca había visto a una mujer corriendo detrás de un hombre!
-Lo siento.
-¿Y me querías juntar con ella!
-Lo siento de verdad.
-No importa, a mí la que me gusta es Ana.
-David, tengo que decirte algo...
-¡Por favor! No otra mala noticia. ¿Le gustó a Ana?
-Ehhh...sí, creo que sí. Te está esperando en los baños de la piscina.
-¿En serio?
-UJUM.
-No creo mi buena suerte.
-Ella se va a llevar una gran sorpresa.








Comentarios

Entradas populares de este blog

Anatomía de un guayabo (y II)

-No quiero que me malinterpretes. Te pregunté en esa oportunidad si a pesar de conocer todos los ciclos por los que tienes que pasar, desde el momento en que sabes que te enamoraste, hasta el día en que te das cuenta que todo termina, y entras en ese maluco guayabo querías, aún así, a pesar de todo el lío...¿enamorarte? Lo digo porque sin duda, no puedo negarlo, ¡Vale la pena! Sí, sí, no creas que estoy loca. Chama, lo mejor del final, no es que quiera insistir en este sentimiento pesimista, pero lo mejor del final es terminar bien con tu ex. No, creas, pasa mucho y no es malo. O en un caso hipotético al menos no quedar con un sentimiento de odio porque si se da ese caso, quedar herida de rencores, tú serías la perdedora ¿Y no queremos perder verdad? En mi caso, mi última ex me montó tantos los cuernos, que ese debe ser el motivo por el que ahora se me cae más el cabello...¡No te rías! ¡Es verdad! Aquello fue una carnicería del engaño, lo mínimo que ella se merecía de mi parte era que

El fin del caos (y III)

 -No creo que te sirva este pantalón. Me dijo David sosteniendo en la mano un jean de su hermana, dos tallas menor a la mía. -¿No habrá algo más? Tardó un rato más en buscar y esta vez llegó con una larga falda amarilla llena de pliegos, lazos y lentejuelas de colores, una prenda que jamás en mi vida sobria y sensata hubiera utilizado.  No hace falta acotar que este no era el momento más sensato de mi vida. Una vez más. -Pero me la tienes que regresar rápido, es la falda favorita de mi mamá. La tierna advertencia de David junto a su disposición de ayuda, me hizo callar cualquier queja inútil en una situación donde no tenía muchas salidas. Tampoco quería seguir hablando de la noche anterior, pero David me empujaba. -¿Qué le pasó a tu pantalón? ¿Le hiciste el sexo oral a esta chama? Sin él saberlo, las dos respuestas a sus preguntas tenían una relación directa.  Le conté como en sueños me dejé llevar hasta el sofá.  Observé como mi amiga abría las piernas ante mí con sus manos guiando mi

El momento de la despedida o hasta aquí llega esta echadera de cuentos

Yo pensé que esto iba a ser muy fácil. Acaricié muchas veces la idea de llegar a este momento porque estaba loca por cerrar este ciclo que comenzó hace mucho tiempo. Prometí despedirme en la entrada 200 pero los tiempos se fueron alargando y me tocó, como muchos otros, salir de mi país. Al llegar a Lima dejé de lado el blog porque no tenía la paciencia, las ganas y la fuerza de voluntad para seguir empujando las historias. Emigrar me sumió en una especie de depresión pasiva (si esto de verdad existe) y me quitó por mucho tiempo las ganas de escribir, pero esos cuentos son para otro momento. Comencé a escribir por acá, si no me equivoco, en el año 2013.   Lo abrí tiempo después de llegar a Puerto Ordaz luego de vivir 13 años en Maracay, donde me fui a estudiar comunicación social. Llegué a Puerto Ordaz con el corazón roto porque había dejado al amor de mi vida en esa ciudad, con la promesa de regresar juntas muy pronto. Nunca ocurrió. El blog nació como una forma de sacar toda esta frus