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Mostrando entradas de junio, 2015

Dolorosa derrota

Tenía entre ceja y ceja conquistarla, tanto así que el pensar dar el primer paso no me avergonzaba. Yo, tan tímida y respetuosa con una mujer. Yo, que espero que den el primer movimiento pero uno muy evidente. No es suficiente que me echen un par de miradas cómplices, yo necesito que me agarren en una esquina y confiesen que les gusto. Porque fallar en el intento, a ciegas, es una situación que me provoca terror y en especial tropezar con el rechazo. Pero ella me gustaba mucho, tanto que conseguí su número y se lo lancé sin anestesia. Su primera reacción fueron unos mensajes cargados de pena y aturdimiento y dejamos la promesa en el aire para encontrarnos un día y tomar un par de cervezas. Yo soy muy mala para presionar, dejé que el tiempo y ella me buscara. Y así fue. Pero había algo en el ambiente que me daba señales sobre la situación, poco a poco nació la duda expresa de que a esta mujer le encantaban los halagos. Caí en su juego y le escribía sobre su sensuales labios, s

Dos labios de separación

Su novio estaba a pocos metros sirviendo un Cuba libre con mucho hielo, mientras ella me comía a besos en la cocina. -¿Lo quieres con limón? Gritó desde lo lejos y ella con la voz más neutral de la vida, con una sangre fría plagada de cariños. -No mi amor, sabes que me cae mal. Y volvió a empujarme contra la cocina y la mesa donde picamos la cebolla. -¿Y tú Mawa? No pude emitir ni una palabra entendible, pero ella llegó a mi rescate. -No amor, ella tampoco quiere. Debía parar aquella locura porque si ese hombre cruzaba los diez pasos que nos separaba y nos encontraba en ese momento, aquello iba a terminar muy mal. Era una escena llena de adrenalina, más fuerte que la droga más poderosa y las drogas hacen daño. Y esa mujer hacía mucho daño. Representaba delante de sus suegros el papel de novia perfecta, detallista hasta el extremo de mimarlo en sus momentos más insoportables, pero cuando él daba la espalda, me miraba el escote sin ningún rubor. Tenía la habilidad de hablar c

Aclaratoria de amor

Del drama nacen grandes novelas o memorables canciones. Que lo diga la cantante británica Adele quien le sacó las ganancias en premios y dinero a un rompimiento amoroso. Al menos con cinco de sus temas he llorado hasta el cansancio pero no soy la única. Por ahí le escribieron que le deseaban un amargo divorcio para que se inspirara en su próximo disco. Es cruel, pero de las rupturas salen jugosas historias. Llego a esto porque una lectora del blog me hizo un comentario pertinente. "Es que a ti te ha ido mal en el amor, todo el tiempo es un drama, finales tristes". Me hizo pensar y llegar a varias conclusiones: la primera que es más fácil encontrar un político honesto que tener un final feliz en una relación. Recordemos una regla básica en el amor, la cual no es otra que siempre hay uno quien ama más. Y cuando hay amor de por medio, en la misma medida está repartido el dolor. Lo que me lleva a la próxima conclusión: no, no me ha ido tan mal en el amor. Al contrario m

Las tres

Éramos tres en la cama. Me levanté en silencio para no despertarlas y salir a esta sala desconocida, calculando que debían ser cerca de las seis de la mañana. Me eché en el sofá para llorar un rato protegida por el silencio. Había dormido unas dos horas y el agotamiento bloqueaba todo en mi cabeza, no sabía qué tipo de decisiones tomaba, no sabía cual era el camino a seguir. No quería volver a la cama con ustedes dos. De eso estaba segura. Algo se había roto en el intermedio de las sábanas, la madrugada me arrebató lo poco que quedaba de la relación, mi orgullo, mi poco orgullo. Al meterla a ella en la cama con nosotras, después de huirle, después de negar que existía, metí entre tus labios y los míos una intrusa. Y ahora lloraba. Y ahora tú salías de la habitación molesta. -¿Qué te pasa? -¿No ves que estamos mal? -¿HASTA CUANDO LAS PELEAS MAWA? -¡No grites! -Pensé que las cosas estaban bien. -¡No! -No sé que coño quieres. Si te da la gana vuelves a la cama. Di un vista

Juguetes sexuales

La mujer puso sobre la mesa una variedad de juguetes sexuales, que harían salivar a cualquier desprevenido con ganas de experimentar. Un vibrador con tres tipos de velocidades con la capacidad de excitar hasta a la más asexual. Una variedad de artilugios eróticos para los hombres solitarios con simulación casi exacta de un encuentro vaginal, anal o bucal. Aceites de olores afrodisíacos, lubricantes con sabor a trópico, cremas poderosas para acelerar la calentura, una pasta que al aplicarla al cuerpo brilla en la oscuridad. Bolas chinas de todos los tamaños con la habilidad de entrar en cualquier hendidura, un arnés corporal que ayuda a asumir todas las posiciones del kamasutra sin tener un accidente. Faldas milimétricas con su corbata para vestirse de colegiala pícara y mal portada, pantaletas comestibles sabor a patilla, sostenes a los que se les puede desprender unas plumas para hacer traviesas cosquillas. Anillos vibratorios para el pene, con doble función, retardan la eyacula

¿Jugamos?

-¿Me sacas a pasear? Tengo rato que no sé nada de ti. Este capítulo debería llamarse, "La tentación llega en un mensaje de texto". Iba a responder, no puedo, estoy muy ocupada en el trabajo, cualquier cosa, salirme de ese compromiso era tremendamente fácil. Pero la curiosidad me detuvo. Era verdad, teníamos mucho tiempo sin vernos desde aquella vez que terminó nuestra relación y ahora, yo estaba en otra. Me pregunté para solventar el problema, ¿le importará a mi pareja si salgo con una ex? Imaginé la escena si se enterara, gritos, teléfono en el piso, ironías, el "si tú lo haces yo también lo hago". Así que fue no fue difícil tomar la decisión, iba a salir con mi ex pero sin decir nada, pero no iría sola, pediría a dos amigos que me acompañaran porque no confiaba en ella, ni en mí. La buscamos frente a su casa y cuando salió di gracias por estar al lado de otras personas. Estaba hermosa, perfecta y con el perfume que tanto me gustaba. Llegamos hasta un sitio