Ir al contenido principal

Ritual de apareamiento

Un toque de irresistible de Givenchy.
Pantalones ajustados.
Un escote mal disimulado.
Tacones, labial rojo, ojos negrísimos.
Estaba lista para la fiesta.
La invitación prometía gente de toda la jungla de esta ciudad, desde artistas drogadictos hasta abogados con poca ética. Mujeres maduras en busca de aventuras, niñas fresas muy curiosas, divorciados, swingers y solteros como yo.
Lo que saldría de esa noche era una ganancia, porque el momento prometía una noche entretenida y diferente.
No me equivoqué.
Llegué dos horas tarde, como apunta el manual de buenas costumbres del venezolano y la casa estaba a reventar.
Lo primero que noté fue el exceso de silicona en menos de tres metros cuadrados, vestidos minúsculos como para imaginar donde estará el resto de la tela y abundantes músculos propios de pinchazos de esteroides.
Pensé que esta gente estaba en las grandes ligas.
Estaban más preparados para impresionar que cualquier otro, yo por ejemplo, y me sentí un poco fuera de lugar porque lo mío es la conversación intelectual, pero ¿como recurrir a eso cuando el físico era lo principal?
Descarté a las operadas porque siempre he pensado que el tamaño de las tetas que se montan, es superior a su inteligencia y estaba en esa selección cuando mi mejor amiga me saludó.
-Nena, la fiesta está buenísima. Ya me di los besos con un tipo buenísimo.
-¡Bien por ti!
-Si quieres ubicas a Álvaro. Tiene hierba y pepas.
-No quiero nada de eso. ¿Dónde están las cervezas?
-Entra a la casa, doblas a la derecha y ahí está el refrigerador....regresa, porque te quiero presentar al tipo.
Sortee a un círculo de mujeres a la caza de una presa, a un grupo de hombres gays, a un solitario que meneaba un vaso de ron.
Llegué sin problemas hasta el lugar y mientras me inclinaba a buscar la bebida, siento unas manos en mi cadera.
Voltee con el impulso de meter una cachetada, pero me encontré de frente con una amiga.
-¡Mawa! ¡Tiempo sin verte!
-Te iba a golpear, pensé que era otra persona.
-¡Yo tengo exclusividad para tocarte!
-¡Qué confianza!
-¡Chama! Estás como para comerte...
-¡Upa! Por cierto...¿Y tu pareja?
-Mawa...¿la tienes que recordar?
-Fíjate que sí.
-No hablemos de eso, ¿no me vas a un beso después de todo este tiempo?
-¿No se molestará tu pareja?
-No está aquí. Tenemos problemas, las cosas no están bien.
-¿Si? Pero hace poco vi una foto de ustedes juntas, en una playa, de lo más felices.
-Tratamos de arreglar las cosas, pero no funcionan.
-Eso dicen todas...
-Si eres odiosa.
-Es verdad.
-¿No me vas a dar mi beso?
Le di un casto beso en la frente y salí hasta la piscina antes que mis fuerzas se transformaran en gelatina.
Mi amiga esperaba con su conquista de la noche.
Un tipo con una labia de intelectual increible y desde el primer momento tuvimos conversaciones profundas y chistes tontos.
Era un amor y después de tres horas debatiendo sobre Palestina, fútbol y películas venezolanas, aprobé el prototipo para mi amiga, pero él estaba en otra sintonía.
Lo supe cuando delante de mi, él no ocultó su preferencia.
-Laura, me gusta tu amiga,
Mi amiga no ocultó su molestia.
-¿En serio?
-Sí, es perfecta...debe tener algo malo.
-Sí, lo tiene. No es nada perfecta bebé.
-¿Por qué?
-Porque es lesbiana.
El me miró con cara de sorpresa, tomé un largo trago de cerveza y me excusé con una frase.
-Los dejo solos que en la cocina hay una amiga que me quiere besar.


Comentarios

Entradas populares de este blog

La despedida (y II)

-No. Está saliendo conmigo. Un golpe directo al estómago. Eres un amigo horroroso, horrible. ¿Cómo coño se te ocurre salir con mi ex? ¡Tú eres uno de mis mejores amigos! Sabes la importancia de esa mujer en mi vida. Conociste de primera mano todo el tiempo y el esfuerzo que me tocó conquistarla. ¡Lloré en tu hombro cuando terminamos! Te dije que me había enamorado de ella, que me dejó el corazón roto, que gracias a ella volvió mi arrechera a las bisexuales. ¡Me diste ánimo! Me dijiste que ella no valía la pena, que era una loca, una indefinida. ¡Hipócrita! La querías para ti todo este tiempo. Yo siempre supe que ella te gustaba, siempre, pero jamás pensé en esta traición, de ti no, todos menos tú. Seguramente me vas a decir que ya lo nuestro terminó, pero David, el código dice que nunca vas a salir con el ex de un amigo. ¡Claro! No se te ocurrió mejor momento de darme la noticia cuando me voy del país. ¡Cobarde! ¡Yo jamás te quité una novia! ¡Ah, no perdón! Es que nunca te conocí una...

Una señal del destino (I)

Les juro que si canta una vez más empezaré a gritar. Puedo jurar, que si llega a acercarse un poco más para besarme como es su intención, o para tocarme como señalan sus ganas, voy a fingir un desmayo.  Les puedo jurar que yo jamás alenté, propicié, animé, avivé -ustedes busquen los sinónimos que quieran- pero jamás hice algo para estar en esta situación tan bochornosa, atrapada en el cubículo de un baño público sin poder moverme, mientras la hermana de una compañera de trabajo me tiene acorralada dedicándome una canción. - Yo no me doy por vencida ...te recuerdo que tu hermana y mi novia están afuera...y o quiero un mundo contigo ...y estamos tardando mucho... juro que vale la pena ...juro que voy a gritar si no me dejas salir de acá... esperar, esperar y esperar un suspiro ... (Suspiro) La cantante aficionada se llama Julia, pero yo le digo Selma porque es la copia exacta de la hermana de Marge Simpson.  A Selma no parece importarle que fuera de este baño fétido ...

El momento de la despedida o hasta aquí llega esta echadera de cuentos

Yo pensé que esto iba a ser muy fácil. Acaricié muchas veces la idea de llegar a este momento porque estaba loca por cerrar este ciclo que comenzó hace mucho tiempo. Prometí despedirme en la entrada 200 pero los tiempos se fueron alargando y me tocó, como muchos otros, salir de mi país. Al llegar a Lima dejé de lado el blog porque no tenía la paciencia, las ganas y la fuerza de voluntad para seguir empujando las historias. Emigrar me sumió en una especie de depresión pasiva (si esto de verdad existe) y me quitó por mucho tiempo las ganas de escribir, pero esos cuentos son para otro momento. Comencé a escribir por acá, si no me equivoco, en el año 2013.   Lo abrí tiempo después de llegar a Puerto Ordaz luego de vivir 13 años en Maracay, donde me fui a estudiar comunicación social. Llegué a Puerto Ordaz con el corazón roto porque había dejado al amor de mi vida en esa ciudad, con la promesa de regresar juntas muy pronto. Nunca ocurrió. El blog nació como una forma de sacar toda ...