-Mawa te presento a Alejandra...Alejandra una amiga.
Cabello negrísimo y liso, ojos negros, piel canela, escote que asomaban pecas acompañadas de una sonrisa tímida.
Nos dimos la mano y nos ignoramos toda la noche. A su lado estaba la novia como un guardaespalda, no se separaba de ella ni un segundo.
Le pregunté a un amigo de confianza.
-¿Cómo una tipa así se levanta a esa mujer tan bella?
-Jajajaa, ¡Qué mala eres!
Nos reuníamos en casa de una pareja de amigos en común. Yo llegaba después del gimnasio toda sudada y siempre la encontraba con la novia en el sofá, hablando muy bajo.
Me gustaba, pero era incapaz de hacer lo mínimo para meterme en esa relación. Ni en ninguna otra.
Pero en las fiestas era inevitable que nuestras miradas no tropezaran, intercambiábamos un par de frases que se atropellaban por la timidez.
Jamás he podido entender cuando alguien está coqueteando o simplemente es muy amable. Esto se lo plantee a una amiga.
-...entonces no sé Claudia pasa eso, pero la verdad no sé que pensar.
-¿Y la novia?
-No se le despega para nada, la entiendo, yo haría lo mismo.
-Aléjate.
No me dio tiempo de seguir su consejo, así como Alejandra había llegado a mi vida, desapareció.
Había terminado con su novia y esto la separaba del grupo.
Pensé que era el final que jamás la vería otra vez, pero una noticia me dejó en peor estado.
-Vimos a Alejandra en una cafetería.
-¡Ah que bien! ¿Cómo está?
Disimulé mi interés.
-¡Adivina Mawa! Ya no le gustan las mujeres, estaba con su novio.
Disimulé mi decepción.
Cabello negrísimo y liso, ojos negros, piel canela, escote que asomaban pecas acompañadas de una sonrisa tímida.
Nos dimos la mano y nos ignoramos toda la noche. A su lado estaba la novia como un guardaespalda, no se separaba de ella ni un segundo.
Le pregunté a un amigo de confianza.
-¿Cómo una tipa así se levanta a esa mujer tan bella?
-Jajajaa, ¡Qué mala eres!
Nos reuníamos en casa de una pareja de amigos en común. Yo llegaba después del gimnasio toda sudada y siempre la encontraba con la novia en el sofá, hablando muy bajo.
Me gustaba, pero era incapaz de hacer lo mínimo para meterme en esa relación. Ni en ninguna otra.
Pero en las fiestas era inevitable que nuestras miradas no tropezaran, intercambiábamos un par de frases que se atropellaban por la timidez.
Jamás he podido entender cuando alguien está coqueteando o simplemente es muy amable. Esto se lo plantee a una amiga.
-...entonces no sé Claudia pasa eso, pero la verdad no sé que pensar.
-¿Y la novia?
-No se le despega para nada, la entiendo, yo haría lo mismo.
-Aléjate.
No me dio tiempo de seguir su consejo, así como Alejandra había llegado a mi vida, desapareció.
Había terminado con su novia y esto la separaba del grupo.
Pensé que era el final que jamás la vería otra vez, pero una noticia me dejó en peor estado.
-Vimos a Alejandra en una cafetería.
-¡Ah que bien! ¿Cómo está?
Disimulé mi interés.
-¡Adivina Mawa! Ya no le gustan las mujeres, estaba con su novio.
Disimulé mi decepción.
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