Ir al contenido principal

Tus caricias como respuesta

Eran las dos de la mañana y tu cuerpo calentaba el mio.
Abracé con fuerza tu espalda pidiendo protección en mis sueños, hurgando ese lugar exacto para reposar mi cara. Teníamos seis meses juntas y ya te buscaba por instinto.
Estabas en mi casa, en esa habitación de soltera sin cocina, sin detalles personales más allá de esas cinco cajas de libros que me acompañaban en cada mudanza.
Una vez más le habías mentido a tu mamá sobre tu ausencia.
Una semana antes tuvimos una pelea monumental que terminó en llanto, cuando te exigí que te quedaras conmigo más de dos noches seguidas.
En mi casa reposaban restos de ti. Un cepillo de dientes, una muda de ropa, tu camisa de dormir. Pero no dabas el paso definitivo para quedarte más tiempo conmigo.
Tenías miedo.
De tu mamá, de asumir que estábamos en una relación estable, adulta y que necesitábamos nuestro espacio.
Pero el temor de lo que pasaría te carcomía el alma en llanto.
-No voy a estar toda la vida así Alejandra, eres mi novia. Quiero estar contigo.
Yo sentada en el tope de lo que era una cocina, tú frente a mí con lágrimas en los ojos.
En esta relación te retaba todos los días para sacarte de tu rincón cómodo. Yo no tenía nada que perder, tú apenas estabas descubriendo que estos sentimientos por una mujer eran legítimos y fuertes.
Te fuiste y me dejaste sola.
Al día siguiente llegaste con la propuesta de estar juntas todo un fin de semana, sin peros, sin excusas.
Esa noche que veías televisión, te abracé con todas mis fuerzas.
-Apágalo Alejandra....
-No tengo sueño.
Tu voz con una textura de cariño, tus labios besando mi mano.
Me voltee boca abajo para buscar mejor el sueño y en eso estaba cuando sentí que me buscabas para acariciarme.
No me moví, pero el susurro de tu voz me sacó del letargo de un largo sueño. Cuando al fin pude despertar, escuché con más claridad lo que decías.
-Te amo.
No supe que hacer, me congelé en una emoción que hizo acelerar mi corazón. Sentí que la cama temblaba con cada pulsación.
Apagaste el televisor y te dormiste.
A la mañana siguiente tus besos me buscaron para despertarme, tu nariz frotando la mía, tus ojos negrísimos sin pestañear me sonreían.
No me pude contener.
-Yo también te amo Alejandra.
Te quedaste fría, sin saber que decir. Tus dedos jugando con los míos, tus caricias como respuestas.
A partir de ese día no hubo más excusas, comenzamos a vivir juntas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El momento de la despedida o hasta aquí llega esta echadera de cuentos

Yo pensé que esto iba a ser muy fácil. Acaricié muchas veces la idea de llegar a este momento porque estaba loca por cerrar este ciclo que comenzó hace mucho tiempo. Prometí despedirme en la entrada 200 pero los tiempos se fueron alargando y me tocó, como muchos otros, salir de mi país. Al llegar a Lima dejé de lado el blog porque no tenía la paciencia, las ganas y la fuerza de voluntad para seguir empujando las historias. Emigrar me sumió en una especie de depresión pasiva (si esto de verdad existe) y me quitó por mucho tiempo las ganas de escribir, pero esos cuentos son para otro momento. Comencé a escribir por acá, si no me equivoco, en el año 2013.   Lo abrí tiempo después de llegar a Puerto Ordaz luego de vivir 13 años en Maracay, donde me fui a estudiar comunicación social. Llegué a Puerto Ordaz con el corazón roto porque había dejado al amor de mi vida en esa ciudad, con la promesa de regresar juntas muy pronto. Nunca ocurrió. El blog nació como una forma de sacar toda ...

¿Periodistas serios? Te voy a echar un cuento

-¡Mídete Mawa! -¿Qué quieres decir con eso? -No puedes escribir cualquier cosa en tu blog. ¡Eres una figura pública! -¿Yo? ¿Una figura pública? ¡Me entero! -Eres periodista, tus notas salen todos los días. -¿Entonces? -¡Tienes que ser seria! Ahí está el problema. No me considero una periodista seria, de esas que andan con una imagen de impoluta hipocresía por el mundo, mirando por encima del hombro a los demás, porque según la tradición, los periodistas somos dueños de la verdad. Y como acreedores ese don divino, nosotros debemos ser ejemplo de éxitos, pero no de fracasos. Me da un poco de risa esos periodistas que llegan a una rueda de prensa cargados de palabras rebuscadas, más serios que una piedra y con una distancia que dan más ganas de huir que de hablar. La idea tampoco es que te sientes en las piernas del entrevistado como si fuera tu amigo de toda la vida, pero tampoco y mucho menos, que lo trates con unas pinzas de distante asco. Y la palabra ética da vueltas en la...

Una señal del destino (I)

Les juro que si canta una vez más empezaré a gritar. Puedo jurar, que si llega a acercarse un poco más para besarme como es su intención, o para tocarme como señalan sus ganas, voy a fingir un desmayo.  Les puedo jurar que yo jamás alenté, propicié, animé, avivé -ustedes busquen los sinónimos que quieran- pero jamás hice algo para estar en esta situación tan bochornosa, atrapada en el cubículo de un baño público sin poder moverme, mientras la hermana de una compañera de trabajo me tiene acorralada dedicándome una canción. - Yo no me doy por vencida ...te recuerdo que tu hermana y mi novia están afuera...y o quiero un mundo contigo ...y estamos tardando mucho... juro que vale la pena ...juro que voy a gritar si no me dejas salir de acá... esperar, esperar y esperar un suspiro ... (Suspiro) La cantante aficionada se llama Julia, pero yo le digo Selma porque es la copia exacta de la hermana de Marge Simpson.  A Selma no parece importarle que fuera de este baño fétido ...