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Mostrando entradas de abril, 2018

Jefe es jefe y el que no sabe...ya les cuento

Ella me abrió el cierre de la blusa de un solo tirón, con una experiencia que me dejó sorprendida, perturbada, y semidesnuda en la cocina de la oficina. La miré un momento sin decir palabras. Boca abierta a medio camino entre el insulto y la risa. Bajé la cabeza para verificar, no sé qué cosa. Al menos, pensé, tengo mi sostén negro favorito. Unos minutos antes, ella me había seguido hasta la cocina para señalarme con malicia mi pronunciado escote. Ante su insistencia me paré frente a ella, sacando pecho, orgullosa de mis grandes senos naturales, con esa actitud malandra que adopto cuando siento que otros pertuban mis decisiones. A ella, mis senos le molestaban. O la excitaban, no sé. Ella era mi jefa. Así que allí estaba yo, sin blusa, en la cocina de mi trabajo, fuera del horario laboral, sola, frente a mi jefa quien llega y me dice: -¡Así está mejor! En segundos se abre un debate en mi cabeza: ¿Esto cuenta como acoso laboral? ¿Y si me gusta podemos seguir llamándolo así? ¡