¡Oh las palabras! ¡Como se las lleva el viento! El cuarto de hotel era un pozo oscuro y frío. Desde el baño, el sonido de una gota de agua golpeando el lavabo, creaba un eco monótomo que me impedía seguir durmiendo. Necesitaba levantarme de la cama sin despertarla, pero al mínimo movimiento, ella me apretaba contra sí, cerca, más cerca. Susurré una excusa y cerré la puerta del baño para encontrarme de frente al espejo. La gota golpeó mi cabeza -¿Qué hiciste? Otra vez, el sonido. -¡Es tu amiga! Traté de cerrar el grifo. -¿Y ahora qué harás? Tic, tic, tic -¿Y ahora qué vas a hacer? -Mafer, vamos a desayunar. Tomamos café evitando tocar el tema de la noche, compartimos un par de comentarios como unas amigas, en un encuentro casual de un domingo cualquiera. Nos despedimos con un abrazo fraternal, un tanto apenadas, un poco tímidas, evadiendo lo que nos llevó a estar en ese lugar. Tomé la cobarde decisión de no mencionar el tema, simular que nada pasó, pero Mafer atacó de fr