Siempre me he resistido a los blogs. Me parecen que son una gran responsabilidad del autor. Claro, tú decides que poner en este espacio en blanco, pero yo no soy de las que se quedan a medias, me conozco...y muy bien. A la primera comienzo a soltar toda mi vida, desventuras, caídas y desaciertos (que son muchas querido lector). Debo confesar que no es la primera vez que escribo en uno. Hace siete años, abrí un blog con el nombre de una de mis escritoras favoritas, la franco-canadiense Anais Nin. La idea de ese diario, era dejar escapar mis lamentos por un amor no correspondido con una actriz de teatro. Hoy lo leo y me parece una locura, pero era mi agonía en ese momento. Legítima y cruda. De esta experiencia con las letras me queda, que en mi primera entrevista de trabajo en un periódico de Guayana, mi jefe me pidió leer algo personal, y le di la dirección del blog. Allí no había nada de periodismo, si es que el despecho, lágrimas solitarias y confesiones tengan algún valor not